Los niños perdidos.

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Las trece horas del día 22 de marzo, el Galeno se encuentra en el juzgado civil de Zacapoaxtla, observando un juicio de pérdida de patria potestad. Días anteriores he platicado con la menor que desde hace un año dejo de estar en esta su tierra natal, ya que su madre la dejó con otra familia en donde la maltrataban con cables, y con palos, el reporte dice: golpes contusos dejando cicatriz de diez centímetros. Golpeada por su propia madre, porque no le hizo caso de traer un trapo de la cocina.

Al entrar al juzgado con la menor nos encontramos con la madre de frente. La niña se observa nerviosa, se sonríe, y corre hacia una silla, hace lo posible por llamar la atención de la que se hace llamar su mamá, pero la respuesta de su madre es solo una, omisión. No le hace ningún caso, no hay respuesta afectiva por parte de la madre, no hay emoción alguna, no se derrama ninguna lágrima. Y tiene otros siete hijos esperándola en casa.

¿Qué hizo que esta madre no tenga empatía? Esa palabra que significa ponernos en el lugar del otro no existe en el cerebro de esta madre, no hay una conexión neuronal adecuada en el lóbulo frontal, zona encargada del cerebro de la planeación a futuro, del razonamiento, y del control de los impulsos. Y es en esta zona donde también se localizan las neuronas espejo, las cuales se generan en los primeros tres años de vida. Lo que se necesita en estos primeros años de nuestra vida es el amor y compañía de nuestros padres. Desafortunadamente somos la única especie animal que puede dejar a sus crías solas, a merced de las manos de otro cuidador, entonces como esperamos que estos niños de guardería, los niños de cuna que lloran media hora antes de ser apapachados desarrollen las neuronas espejo? Debemos empezar a gestionar nuestras emociones, desde el momento en que deseamos un hijo, de cómo los cuidaremos, de hablarle de que equivocarse no es malo ya que es la única forma de aprender.

Dr. Antonio Ortiz Lopez

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Carta a mi hija…

yoreme.wordpress.com

Querida hija:

Empecé a escribir este ensayo antes de que nacieras, porque desde que tu mamá y yo nos enteramos de tu existencia nos pusimos muy felices, nuestros cerebros experimentaron una emoción que nada más puede describir y un nuevo amor lleno nuestras experiencias, tu existencia provocó un cambio físico, biológico y emocional, todos unidos, en cadena, todos son uno, y uno es todo. La vida la empecé a ver más peligrosa, cualquier cosa representaba un peligro, una dificultad, por primera vez sentí miedo. Un miedo real, tangible, de no poder hacer nada más que ser un observador del principio de la vida. Amo a tu mamá, y ese amor que siento por ella te lo daré a ti, quiero que sepas que siempre estaremos contigo, siempre presentes cuando nos necesites, y siempre a tu lado, hasta que estés lista para iniciar tu propio camino, y atrás siempre estará casa, siempre estará tu origen. Pero no solo la casa familiar, la casa de tus padres sino algo mas maravilloso y efímero a la vez.

Algo que me gustaría contarte es sobre el miedo, la impotencia, el sentimiento de estar solo, y aquí empiezo una historia para explicarte esto, algo que sucedió cuando aún estabas en el vientre de tu mamá.

Tuve un sentimiento que no era nuevo. Hace 20 años cuando yo tenía 12 deje de creer en Dios, si mi memoria y sus billones de conexiones neuronales aún funcionan a un 70 por ciento estos datos serán lo más cercano a la realidad. Recuerdo el dolor que causa el engaño, la incertidumbre de haber creído en un mito, en una realidad alterada como las de David Lynch, pero creo que recuerdo que lo que más me dolió fue que mis padres habían sido precursores de tal engaño. Ahora se que son personas bien intencionadas y que todo lo que hicieron fue por mi bien, pero no sabían el daño que podía causar un dogma, una regla sin sentido, algo que permanece a pesar de que los hechos nos demuestran el error. Pero tal vez, sin darse cuenta me preparaban para el futuro, para este presente que se vuelve pasado tras cada letra escrita. Y recuerda eso, los hechos.

Me siento solo, y este sentimiento que ahora se conforma por la intrincada biología de mi cerebro parece no querer irse, y me recuerda tal como un flashback mi dolor de los 12 años.

En nuestro tiempo actual que a cada segundo se vuelve pasado aún estamos bajo dogmas, los religiosos, los culturales, los morales, y los más peligrosos los de la ignorancia. Esa palabra que llevan en sus genes muchos de nuestros líderes, que solo viven en el poder y por él, sin tener una formación humana. Demostrado está que el dogma político ha fallado, cientos y miles de ejemplos saltan de nuestra memoria hacia nuestra conciencia, el dogma religioso ha fallado también, con su doble moral y su falta de compromiso social, y el dogma económico pues no hay mejor demostración de ser obsoleto que la precaria economía actual, y tristemente cual es el único método que no hemos utilizado, si, tú lo sabes, ustedes lo han leído y sin darse cuenta lo han llevado a cabo, el método científico, el encontrar los hechos de una suposición, el de poder dejar una suposición, un mito a un lado y dar un paso hacia la realidad. México es un gran ejemplo de un país poco científico, y apegado a creencias irracionales, a ideas que llevan al fanatismo, al olvido de lo nuestro, de nuestro interior, se vuelve pecado el conocimiento, y se vuelve un osado, un pecador, y alguien intransigente aquel que quiere saber más, ese que se cree mas, ese que sabe más, ese debe ser detenido, y asi sucede. Y recuerdo el inicio de este escrito el sentimiento de soledad.

Soy psiquiatra, estudio la mente, estudio por lo tanto al ser humano, porque el ser, el self dirían los americanos no existiría sin la biología del cerebro, como ahora lo describe Mark Harkram, el cerebro es el origen de la mente, y la mente es el origen de las ideas, de los pensamiento, y por tanto de la cultura, de lo que llamamos sociedad, del arte, del amor, de la religión, de Dios, todos ellos son procesos mentales que nos diferencían del resto de las especies. Y esta maravilla esto que hemos creado en algún modo se ha torcido, hemos vuelto leyes, lo que por naturaleza se nos dio, hemos dotado a seres imaginarios de poder y legislatura, y nos olvidamos que nosotros fuimos los creadores de un Dios, desde el principio de los tiempos el hombre trato de explicarse los fenómenos naturales como la explosión de un volcán, la lluvia, los truenos imponentes en el manto del cielo, pero la gran diferencia es que ellos no tenían ciencia, la cual inicio después de Cristo, 400 años después aproximadamente, y aún así algunas semi-ciencias intentan convencernos de que los dinosaurios convivieron con los humanos, llaman a esto ciencia del creacionismo, lo cual desde su base no es verídico, el simple hecho de que su información esta basada en la Biblia, información que no puede ser corroborada en ningún otro escrito, sin pruebas de su veracidad, ahí el método científico muere y tú no debes dejarlo morir.

Y ahora siendo psiquiatra me siento solo, me siento en un desierto de conocimiento, me siento ajeno a este gran planeta, pero después volteo hacia mis maestros, hacia los científicos que han escrito los libros que puedo leer, que escojo leer, y al expresar mis ideas, mis pensamientos, al dejar a mi mente expresarse encuentro la censura, que como base tiene el miedo, la comodidad del poco cambio, del no darse cuenta, y esta respuesta, desgraciadamente la encontré en la misma psiquiatría. Expongo mi caso, simple y te repito, no quiero que sientas miedo.

Tu madre a los 2 meses de estar embarazada de tí, a los pocos días de enterarnos de este hecho maravilloso presentó una amenaza de aborto, nuestros sentidos se avisparon, nuestros ojos se abrieron como platos, y en nuestro interior nuestra serotonina, un neurotransmisor cerebral nos activaba junto con la noradrenalina, activando nuestra amígdala, lo cual nos permitió actuar, movernos, sabernos en peligro y actuamos. Un hecho natural puso en peligro nuestra nueva emoción, y esos químicos que solo se activan cuando alguien es padre se pusieron en marcha, en ese momento no importo el costo de la consulta ni de los medicamentos, sólo la sobrevivencia. Todo salió bien, gracias al trabajo de los médicos y a nuestra rápida reacción, provocada también por nuestro cerebro reptil, el cual esta encargado de la supervivencia y que esta profundamente resguardado en lo profundo de nuestro cerebro, ahí debajo de la corteza cerebral, lo que nos ha vuelto seres humanos, seres razonables.

Un mes después y debido a que tu madre también es psiquiatra pero en este tiempo aún en formación, esa especie de humano que brinda 10 años de su vida para prepararse primero para ser médico y después para ser especialista, debe todos los días exponerse a agentes infecciosos, a pacientes violentos, a jefes insensibles (¿poco humanos?), todos los días. Uno de los beneficios históricos de los cuatro años que dura en promedio una residencia es que en el último año ya no se deben quedar en guardia, ya no deben dormir por la noche en el hospital. Es invierno y el frio es fuerte en nuestro estado, y tras ordenes de los jefes de enseñanza y los directivos han obligado a todos los residentes de cuarto año quedarse a dormir en el hospital, en un ambiente poco seguro, con agentes infecciosos, con pacientes peligrosos, en un hospital propiedad del estado que las autoridades de protección civil lo han declarado inestable y no apto para que permanezcan los seres humanos en el. Pero eso no es lo que ocasiono mi tristeza.

Y aquí viene mi confusión, yo con un sentimiento de impotencia, de irritabilidad hacia las autoridades, porque de nada sirve que los residentes de cuarto año estén por la noche en el hospital, me decidí a escribir mi inconformidad en FaceBook, donde mas podía quejarme, donde mas podía exigir sensatez, con las autoridades estaba claro que no, si una vez, cuando yo era residente al exponer un caso de violación por parte de un enfermero a una paciente la respuesta del Director fue, ¡Tu lo vas a denunciar, pues adelante porque yo no puedo por el sindicato! Más que una respuesta fue una amenaza, y ese hombre es psiquiatra, es un ser humano que antepuso reglas y dogmas a la razón.

Y resulta que tu mamá junto con todos los demás residentes fueron reprendidos, de no ponerse la camiseta del hospital, de no tener amor a la psiquiatría, y como ejemplo leyeron mi mensaje de facebook, en donde yo decía que si algo le pasaba a mi esposa, tomaría acciones en contra de los que la obligaron a ir a guardia, y mi esposa se sintió agredida por las palabras de estos hombres, pero también por mi, porque no pensé en ella, porque no pensé en las repercusiones, y ella tiene razón , tiene razón teniendo la lógica de este mundo lleno de prejuicios y dogmas.

¿Cuándo la verdad se volvió tan peligrosa? Cuando el decir verdad nos volvió indeseables, cuando esta verdad atenta contra nuestras creencias, contra nuestras costumbres, se pierde la razón, y estos hombres estudiosos de la mente se vuelven hombres de fe, que han sucumbido ante la ignorancia, y ellos sí amenazan, ellos acusan al que dice la verdad.

Quiero que sepas que no hay ninguna regla que diga que no puedas hablar en contra de tu casa, de tu hogar, a la cuna que te meció cuando las cosas no se estén haciendo bien, hija, señores hay veces que la cuna esta rota y lo que ahí se forma sale viciado, sale chueco, a veces hay que romper la cuna.

Y te pido que me digas cuando cometa un error.

Y es por eso que te escribo este ensayo, tratando de explicarte lo que sé de este mundo, que lo he aprendido junto a tu madre de grandes hombres, leyendo sus libros, viendo sus conferencias, abriendo mis ojos y mis oídos a los mensajes, a las enseñanzas, no solo escolares, no solo de mi especialidad, sino del conocimiento humano, soy psiquiatra, pero lo que sé debería saberlo cada uno de los seres humanos sobre la faz de esta tierra, como decía Carl Sagan, “Nadie vendrá de fuera a salvarnos de nosotros mismos”, y yo tu papá quiero que estés lista, que te prepares para el futuro, que sepas amar, y sentir la felicidad de cada segundo que nos lleva a nuestras metas, y que sepas que nosotros tus padres te queremos, no sé si alguien más leerá esto, pero también va para los hijos de la tierra, para todos nosotros, porque es nuestra responsabilidad, porque sólo nosotros podemos hacer un cambio y destruir nuestros demonios.

Dr. Antonio Ortiz Lopez

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Algo que a acompañado a la humanidad desde siempre es la manifestación de sus ideas y emociones por medio de la música…. Ahora nos preguntamos ¿Qué efecto tiene la música en nuestro cerebro?

En el sitio Psiquiatría.com, se ha publicado un estudio mediante el cual se probó la hipótesis de que la música excitante produce un incremento en el estado de ansiedad.

Ya desde los principios de la historia humana se pueden rastrear menciones a que la música afecta el estado de ánimo. Fueron los griegos los primeros en sistematizar el efecto de la música sobre la conducta humana. Decían que podía aliviar a los deprimidos y detener a los violentos. Hoy en día se utiliza para la musicoterapia, en este estudio se intenta probar la viabilidad de esta terapia.

El estudio fue llevado a cabo por Roberto Valderrama Hernández, de la Facultad de psicología BUAP, de México. Para probar su hipótesis, el autor utilizó a 137 sujetos, 31 hombres, y 106 mujeres, con una edad media de 20 años, todos estudiantes de la facultad de psicología.

Para medir cuánto afectaba la música la ansiedad de los sujetos, el autor utilizó el Inventario de ansiedad rasgo-estado (IDARE) de Spielberger. Es test tiene dos escalas, pero el autor sólo utilizó la escala del estado de ansiedad, que consta de 20 afirmaciones que requieren que la persona indiquen cómo se sienten en un punto particular en un momento dado, con un grado de: no, un poco, bastante y mucho.

Y para poder medir que tan introvertidos o extrovertidos resultaban los sujetos se utilizó la escapa 0 del MMPI-R de Hathaway y Mckinley.

Se utilizó música excitadora, o sea una música en un volumen alto, que se caracterice por un ritmo irregular, rápido y marcado, dinámico, no predecible, sin consonancia de armonía, y con decibeles altos. Para ejemplificar con música clásica son los movimientos allegro, andante, vivo, vivase y presto; en música actual es el metal pesado o heavy metal.

Se les hizo escuchar a los sujetos fragmentos de 3 a 5 minutos, con un total del estímulo musical de 47 minutos. Al observar a los sujetos mientras escuchaban Valderrama Hernández se encontró con que estos se mostraban inquietos, cambiaban frecuentemente de posición, jugaban con sus pies y manos.

Luego de analizar los otros estudios, el autor pudo comprobar que la música excitante sí afecta el nivel del estado de ansiedad. La explicación es que al no poder realizar ningún tipo de actividad, como por ejemplo bailar, saltar, o hablar, se provoca un incremento de la energía generada por el sistema nervioso simpático. Eso se traduce en un incremento en el nivel de la excitación, que la persona sentirá como un aumento en la tensión física y psicológica. Esto se interpreta como que la persona siente ansiedad o al menos incomodidad.

Fuente: http://www.ecualinkblog.com


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El contenido de este blog procede de diversas fuentes; en unas ocasiones nos es enviado por nuestros lectores y amigos, y en la mayoría de los casos es obtenido visitando otras páginas de la red. Dado que queremos actuar con el mayor respeto hacia todos y que no pretendemos hacer nuestro el trabajo de los demás, rogamos que en el caso de haber omitido alguna referencia nos sea comunicado para solucionarlo lo antes posible. Gracias.


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¿Por qué unos duermen a pesar del ruido y otros se despiertan con el vuelo de una mosca?‏

muyinteresante.es

Investigadores del Hospital General de Massachusetts (EE UU) han descubierto un patrón de onda cerebral que predice la capacidad de una persona para dormir a pesar del ruido exterior. Este descubrimiento, publicado en Current Biology, podría dar lugar a nuevas estrategias para evitar las molestias del ruido desde el cerebro, que sustituirían a los tradicionales tapones para los oídos.

Jeffrey Ellenbogen, jefe de la división de la medicina del sueño del Hospital General de Massachusetts, y sus colegas realizaron un experimento con doce voluntarios durante tres noches consecutivas. Durante la primera noche, los individuos pasaron la noche en total calma, pero en las noches siguientes, se les sometió a distintos ruidos, como el ruido de aviones, automóviles transitando por la calle, un teléfono sonando, etc. Durante este tiempo, los voluntarios eran sometidos a electroencefalografías (EEG) que registraban la actividad cerebral,y que permitieron identificar “ejes” o “husos” del sueño, un tipo de onda cerebral que parece bloquear cualquier información sensorial captada por el cerebro mientras dormimos, incluidos los sonidos. Quienes registraron mayor número de husos del sueño, tenían más posibilidades de permanecer dormidos durante la segunda y tercera noche a pesar del ruido.

Fuente: muyinteresante.es


card.ly

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Sufrir golpes de forma repetida en la cabeza durante la juventud puede favorecer la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer a largo plazo según los resultados de un estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (Estados Unidos).

aceiteoliva.com

La investigación, publicada en la revista Journal of Neuropathology & Experimental Neurology, tomó como base las autopsias de 12 atletas que experimentaron repetidas contusiones en la cabeza durante su carrera y que fallecieron por alguna enfermedad cerebral o neurológica con un mismo patrón de daño en el sistema nervioso.

En concreto, se escogieron los cerebros de jugadores de fútbol americano, boxeadores y el de un jugador de hockey. Todos tenían evidencias de haber sufrido encefalopatía traumática crónica (ETC), también conocida como «demencia pugilística», provocada por las repetidas contusiones. Además, tres de ellos fueron diagnosticados con esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

En este sentido, los investigadores estadounidenses encontraron que la proteína TDP-43, con niveles alterados en el cerebro y la médula espinal de los sujetos analizados, podría ser la responsable del desarrollo del ETC y la ELA en los deportistas. El daño de un nervio puede desencadenar la degeneración de otros por razones que los científicos todavía no han logrado explicar, aunque este nuevo estudio apunta a que la TDP-43 podría estar relacionada con este proceso.

«Esta es la primera evidencia científica que demuestra que sufrir repetidos traumas en la cabeza practicando deportes de contacto podría estar asociados al desarrollo de un daño neuromotor», señala la directora del estudio, la doctora Ann McKee. Asimismo, estos resultados ponen de manifiesto, en opinión de McKee, la «urgente necesidad» de vigilar el desarrollo de los veteranos de las guerras de Irak y Afganistán, muchos de los cuales sufren lesiones cerebrales por explosiones, accidentes y traumatismos craneoencefálicos.

Fuente: muyinteresante.es


card.ly

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Así escuchamos el silencio‏

z24soulfly.wordpress.com

Un equipo de científicos del Instituto de Neurociencia de la Universidad de Oregón (EE.UU.) ha identificado la región del cerebro que se encarga de procesar los silencios en el lenguaje hablado. Según explican Michael Wehr y sus en la revista Neuron, existen canales separados para procesar la presencia y la ausencia de sonido. Los dos canales convergen en una zona del cerebro llamada corteza auditiva, situada en el lóbulo temporal.Un equipo de científicos del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Oregón (EE.UU.) ha identificado la región del cerebro que se encarga de procesar los silencios en el lenguaje hablado. Según explican Michael Wehr y sus en la revista Neuron, existen canales separados para procesar la presencia y la ausencia de sonido. Los dos canales convergen en una zona del cerebro llamada corteza auditiva, situada en el lóbulo temporal.

Estudiando la actividad de las neuronas de esta región cerebral en ratas, y probando su respuesta ante diferentes longitudes de onda y frecuencias sonoras, los científicos comprobaron que un conjunto de sinapsis (conexiones entre neuronas) respondía con fuerza al inicio de los sonidos, pero un grupo diferente de sinapsis respondía a la desaparición repentina de los sonidos. Ser capaces de detectar cuándo se interrumpe el sonido, concluyen los investigadores, es fundamental para procesar el lenguaje hablado, porque nos permite identificar los límites entre las palabras, incluso si mantenemos una conversación en un local ruidoso.

Según concluye Wehr, los descubrimientos podrían ser útiles para trabajar con niños con déficits en el lenguaje hablado y el aprendizaje, así como para el diseño de implantes cocleares para combatir la sordera.

Fuente: muyinteresante.es


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¿En qué número estoy pensando?‏

blogs.laverdad.es

Un grupo de científicos australianos y suizos ha descubierto que es posible adivinar el número en el que está pensando un sujeto con la simple observación de sus ojos.

Los investigadores a cabo un análisis con 30 personas a las que pidieron que escogieran números al azar, entre el 1 y el 30, mientras sometían a grabación sus ojos. Posteriormente compararon los movimientos de cada uno de los participantes, observando que había una cierta relación entre los números que pensaban y el movimiento de los globos oculares, según explican en la revista científica Current Biology.

Los experimentos demuestran que al medir la posición del ojo se puede predecir el tamaño del siguiente número que la persona va a decir. En concreto, un giro hacia la derecha y hacia arriba indica que el número será mayor, mientras que cuando se trata del movimiento opuesto, hacia la izquierda y hacia abajo, el número en el que está pensando la persona es menor que el dicho anteriormente.

Fuente: muyinteresante.es


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Cerebro de gays, muy similar al de la mujer: Revelan investigadores que las partes del cerebro que tienen que ver con el lenguaje y con las emociones son casi idénticas en los hombres homosexuales y las mujeres heterosexuales‏

gayEl estudio señala que estas diferencias en los cerebros podrían forjarse desde el útero materno, y tal vez en la infancia, como resultado de la genética o de factores hormonales.

Los cerebros de los hombres homosexuales son mucho más parecidos a aquellos de las mujeres heterosexuales, según revela un estudio que proporciona nueva evidencia sobre el papel de la biología en la orientación sexual.

Con la ayuda de escaners cerebrales, investigadores aseguran haber descubierto estas similitudes en los circuitos cerebrales que tienen que ver con el lenguaje, lo que podría explicar porque los hombres gay superaron a los heterosexuales en un examen de habilidades verbales que se les aplicó, tal como lo hicieron las mujeres heterosexuales.

La parte del cerebro que procesa las emociones también luce muy similar en los hombres homosexuales y las mujeres heterosexuales, y ambos grupos tienen tasas mayores de desórdenes depresivos, según publica el diario Los Angeles Times.

Sin embargo el estudio, publicado en la revista Proceedings of the Nationat Academy of Sciences, encontró que estas similitudes no son tan cercanas como en el caso de las mujeres gay y los hombres heterosexuales.

Análisis previos habían demostrado que la orientación sexuales está predeterminada en el cerebro. Hace más de una década, el neurobiólogo Simon LeVay reportó que un área clave en el hipotálamo, que está ligada a las conductas sexuales, era más pequeña en los hombres homosexuales que en los heterosexuales.

Por su parte, en el estudio más reciente, la doctora Ivanka Savic, de Instituto Karolinska en Estocolmo, utilizó la resonancia magnética para medir el volumen cerebral de dos grupos, cada uno dividido de igual forma entre hombres y mujeres: 50 heterosexuales y 40 homosexuales.

Los resultados arrojaron que en los hombres el hemisferio derecho del cerebro es más grande, pero en las mujeres ambos hemisferios tienen el mismo tamaño.

Cuando se trataba de los hombres gay, el estudio reveló que este grupo tenía cerebros simétricos en ambos hemisferios, tal como los de las mujeres heterosexuales. En lo que respecta a las mujeres homosexuales, sus cerebros eran asimétricos, tal como los de los hombres heterosexuales.

La doctora Savic señala que estas diferencias en los cerebros podrían forjarse desde el útero materno, y tal vez en la infancia, como resultado de la genética o de factores hormonales.

Fuente: http://www.eluniversal.com.mx

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Se reporta que ha aumentado la incidencia de esclerosis múltiple a nivel mundial. Se estima que hay al menos 600 mil personas ya reciben tratamiento. ¿Sabes qué es? ¿Cómo se manifiesta?‏

enfEspecialistas en neurología alertaron sobre la esclerosis múltiple, enfermedad que de no detectarse a tiempo provoca discapacidad y deteriora la calidad de vida de quienes la padecen. En el marco del día mundial de esta enfermedad. Se planteó que la esclerosis múltiple es una enfermedad adquirida, no es infectocontagiosa, ni hereditaria, sino un padecimiento que afecta al sistema nervioso central, específicamente una parte que se denomina mielina, un tejido que recubre los nervios que conectan al cerebro con el resto del organismo.

Ante cualquier síntoma de daño neurológico las personas deben acudir al doctor para determinar si tienen ese mal o no, dado que los daños son irreversibles.

Es por ello que entre más rápido se dé tratamiento mucho mejor para el paciente, pues podrá detener la discapacidad motora que puede alcanzar hasta 100% y postra en una silla de ruedas o en una cama.

Se ha observado que en América Latina han aumentado los pacientes de esclerosis múltiple, en comparación a hace 20 años. No se sabe cuántos la padecen en el mundo a pesar de que no se trata de una enfermedad nueva, pero a nivel mundial al menos 600 mil reciben tratamiento y en el país se estima que hay entre 15 mil y 20 mil enfermos, de entre 16 y 55 años.

En América Latina la esclerosis múltiple no es considerada, todavía, un problema de salud pública, pero existe la alerta por el aumento de casos y porque tiene impacto familiar, laboral y social. cuando la mielina se daña no hay comunicación, es como un cable de luz carcomido y no permite que se transmitan las órdenes entre una y otra parte del cerebro y el cuerpo, lo que trae consigo pérdida de funciones.

Comentó que los síntomas de esta enfermedad se manifestarán conforme el daño de la lesión de la mielina; los más comunes son pérdida de la visión, de equilibrio, del control de esfínteres, trastornos de sensibilidad, de la fuerza, del lenguaje y vértigo.

Los tratamientos no son curativos ni restablecen la función que se ha perdido, lo que hacen es disminuir la velocidad en que se incapacita el paciente.

Fuente: http://www.informador.com.mx

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Las creencias religiosas con únicas del ser humano y están presentes en todas las culturas, la fe utiliza redes cerebrales bien conocidas por su papel en el desarrollo de funciones cognitivas, según un equipo de investigadores del National Institute of Neurological Disorders

fe Afirmar la existencia o ausencia de Dios sería entrar en polémica, lo que sí han podido identificar es la actividad cerebral desencadenada por las creencias religiosas, mencionó Jordan Grafman.

Los investigadores estudiaron los cerebros de individuos a los que se les pidió que evaluaran afirmaciones sobre creencias religiosas con técnicas de imagen de resonancia magnética.

Lo que se pudo leer ahí estaba ligado con la emoción que despertaba Dios en el sujeto, a su experiencia religiosa y conocimiento doctrinal, así como a su concepción de la implicación que Dios tiene en el mundo.

Los investigadores hallaron similitudes en la forma en la que el cerebro evalúa las acciones de los otros seres humanos y la manera en la que contempla la implicación de Dios en el curso de la humanidad.

Además, descubrieron una relación entre el aprendizaje religioso de una persona y la actividad en el lóbulo temporal, una región involucrada en la memoria y el habla.

Según el equipo, el proceso de adopción de creencias religiosas depende de interacciones cognitivo-emocionales que se dan en la ínsula anterior.

La religiosidad, dicen los investigadores, está relacionada con funciones adaptativas cognitivas que se han desarrollado a lo largo de la evolución humana.

Fuente: http://www.notisistema.com

Terapia de electroshocks un“reseteo”, como reiniciar la computadora para que funcione bien. Pero en cambio hay daño cerebral, pérdida de memoria; escalofriante reportaje de cómo en la actualidad se recurre a este método para olvidar el dolor‏

toques Desterrada del mundo de la psiquiatría por casi 40 años, la terapia a fuerza de electricidad es ejecutada a diario en São Paulo. No es un secreto y mucho menos un ritual a puertas cerradas. Por el contrario, se practica todas las mañanas, de lunes a viernes, en una sala del Instituto de Psiquiatría del Hospital de Clínicas de São Paulo, un monumental centro de salud pública señalado como el más grande de América Latina.

El tratamiento de electroshock, llamado científicamente electroconvulsoterapia o sólo ect, se practica desde principios de los años cuarenta en Brasil. Y pese a estar prohibido durante años, en este hospital jamás se le suspendió desde que se compró el primer aparato, en un rapto de vanguardia, en 1941. Lo novedoso, sí, es que desde hace unos meses se está convirtiendo en una terapia de moda, que cada vez recluta más adeptos y por la que se pagan hasta 430 dólares por sesión, y que, además de una costumbre en boga, en algunos casos es una práctica elitista.

Y no es la excepción, sino más bien el remake de una moda que golpea con fuerza a las puertas de los psiquiatras. Al Hospital de Clínicas de São Paulo son remitidos pacientes de todo el territorio brasileño. Allí la ect es una de las especialidades y se aplica tanto bajo la cobertura privada como bajo la del servicio de salud pública. Así ocurre también en Río de Janeiro, donde se aplica en clínicas privadas o en el Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Río de Janeiro.

El electroshock es prescrito en Brasil para casos de depresión grave con una asiduidad tan llamativa como lo fueron las recetas de Prozac en los noventa. Las similitudes son muchas: lanzado en 1986 en Estados Unidos para combatir los síntomas de depresión profunda, el Prozac se le bautizó como “la píldora de la felicidad”, el mismo eufemismo con el que el común de los pacientes del Hospital de Clínicas de São Paulo alude al aparato de electro-shock. Y las analogías no son forzadas: hasta los profesionales que administran el tratamiento con electrodos aprovechan la duda ajena para deslizar las propias: “Debe tenerse cuidado con el electroshock y no transformarlo en la panacea para todos los males mentales, como ocurrió con los antidepresivos”, advierte el psiquiatra Rafael Ribeiro, del Hospital de Clínicas, donde defiende y aplica ese tratamiento desde hace tres años.

Si el paciente que llega a un consultorio del ala de psiquiatría del Hospital de Clínicas delata síntomas de depresión sostenida y ya cumplió sus primeros 16 años de vida, bien puede ser encaminado a la sala de electroshock. Lo mismo puede ocurrir si esos síntomas no son sostenidos, pero sí graves o incluyen amenazas de suicidio. O si se trata de un caso de trastorno bipolar, esquizofrenia o mal de Parkinson. O si la deprimida es una mujer embarazada que no podrá tomar antidepresivos sino hasta después de amamantar.

“En el imaginario popular, la ect se ha convertido en un método de tortura, ha sido estigmatizada, pero la realidad es que cinco por ciento, o un poquito más, de los pacientes psiquiátricos, acaba por realizarse electroshock; y la verdad es que ésta es el ala más movida del hospital”, explica el psiquiatra Sergio Rigonatti, jefe del Instituto de Psiquiatría del Hospital de Clínicas. En los años cuarenta los pacientes que eran tratados con esa técnica en este hospital no superaban los 10 por semana, cantidad que se mantuvo casi igual hasta finales de los noventa. Hoy, ya en el siglo xxi, los hombres y mujeres que esperan para ser conectados llegan a 100 por semana.

La antesala a la única habitación destinada a los electroshocks es una de las más concurridas del megahospital de Clínicas, un monstruo que alberga seis institutos especializados y 2 200 camas, playas de estacionamiento para centenas de autos y 352 mil metros cuadrados construidos. Ubi-cado en el barrio Cerqueira César, el mismo donde se levantan los grandes hoteles, los consulados y las sedes centrales de los bancos, suele ser comparado con el Mercy de Chicago, señalado como uno de los 100 mejores centros de salud estadounidenses.

En la sala de espera, hay un empresario cuarentón adicto al alcohol y a la soledad; un joven universitario que antes de los 20 dice haber dado de bruces con la realidad, recién salido del secundario; un actor que no se resigna a haber agotado sus 15 minutos de fama y dos comerciantes que comparten la desilusión frente a una realidad económica que no les favorece. Hay también un ama de casa que desde que quedó viuda tiene demasiado tiempo libre, entre los cursos de arte y el gimnasio, y no logra controlar sus estados de excesiva euforia o terrible depresión, y un adolescente con un comportamiento que sus padres endil-gan al diablo. Un ingeniero del norte brasileño a quien un donante anónimo le dio un corazón que —asegura— se le hace difícil de cargar. Y un albañil que espera la sesión de electroshock número 13, porque desde que perdió un hijo en un accidente de moto siente que se ahoga en un horror invencible, que lo llevó —explica— a arrojarse de uno de los techos de una casa que ayudó a construir. Con diferentes matices, todos tienen historias reales con frustraciones pronunciadas e historias clínicas con diferentes antidepresivos que en algún momento dejaron de surtir efectos. Y un denominador común: la ausencia de esperanzas en la psiquiatría tradicional.

A las nueve de la mañana, las 12 butacas de cuero azul eléctrico de la sala de electroshock comienzan a poblarse. Un matrimonio de unos 40 años que llega a las 9:07 se sienta y espera en dos de las cuatro sillas de cuero amuradas a la pared más alejada de la mesa ratona que ofrece un ejemplar del día de cada uno de los diarios más influyentes de São Paulo y decenas de revistas de actualidad, moda, economía y turismo. A las 9:20, el televisor de plasma de unas 32 pulgadas es encendido por una sonriente enfermera y la voz del presentador del noticiero invade las conversaciones en voz baja. Ya a las 9:30, quienes llegan hasta allí deben aguardar de pie, sobre el piso frío de símil mármol de colores estridentes, una combinación de naranja y gris que choca con el violeta furioso de las dos puertas abiertas de par en par de la antesala. Para entonces, la voz del locutor es desplazada por los gritos y el ruido de los besos artificiales del culebrón que cada paciente sigue con fiel regularidad.

Hasta las reglas son las mismas, aunque se intentó darles un tinte de modernidad para una práctica acusada —fuera de esta sala— de estropear tantos cerebros. “No están permitidas las dentaduras postizas ni prótesis dentales móviles, las joyas, los lentes de contacto, las uñas pintadas ni el spray o gel de cabello”, recuerda una enfermera a todos los presentes.

El Ministerio de Salud de Brasil aceptó oficialmente el regreso del controvertido tratamiento hace siete años, pero aún observa con reticencias su práctica: exige que sea llevada a cabo en un ambiente hospitalario, con autorización por escrito del paciente o algún familiar y una batería de estudios previos a cada sesión, como electrocardiogramas, tests respiratorios, neurológicos y odontológicos. Luego de todo eso se exige, además, la anestesia.

En los generadores de electro-shocks actuales, las convulsiones son causadas por las ondas eléctricas de un aparato que funciona normalmente a 120 voltios. En los utilizados en el Hospital de Clínicas de São Paulo, la corriente eléctrica crece y decrece súbitamente, de modo tal, que los impulsos artificiales son brevísimos, con una duración máxima de ocho segundos. Pero la ceremonia entera demanda casi una hora, sin contar las de espera en la antesala. Después de esa espera, el paciente, ya calzado con zapatos de suela de goma, es llevado hasta una habitación austera, pintada en tonos pastel, en la que cinco camas separadas por un biombo yacen en medio de un silencio atronador. Durante la mañana de cualquier día hábil, las cinco camas están todo el tiempo ocupadas por quienes aguardan el tratamiento o se están recuperando de sus efectos. La ceremonia es larga, pero simple: el paciente se acuesta en la cama asignada; una enfermera ausculta su corazón, mide su presión arterial mientras lo interroga sobre eventuales dolores o malestares. Después, llega el psiquiatra que acompaña al paciente hasta otra habitación, más pequeña y opaca, en la que sólo hay una cama y dos aparatos grises y en apariencia vetustos en la cabecera. El aparato que se usa primero sirve para practicar el electrocardiograma y el otro, el protagonista, se utilizará minutos después, una vez que un anestesista haya dormido al paciente por 15 minutos. Recién entonces, el psiquiatra apoya las dos extremidades con forma de mancuernas del segundo aparato en las sienes o la frente del paciente. La conexión no llega sino hasta después de 10 segundos, durante los cuales el paciente puede permanecer inmóvil o mover apenas algún dedo, un pie, algo que anuncie el curso de la convulsión esperada. Ya no hay convulsiones explícitas como las de hace 70 años, debido al uso de la anestesia general. Una vez pasados 15 o 20 minutos de acción de los electrodos, el paciente se despierta, otra vez en la habitación de los biombos, frente a una bandeja sobre la que lo esperan un té caliente y unas galletas con las que romperá el ayuno iniciado la noche anterior. Después, será conducido en una silla de ruedas hasta la antesala de colores furiosos y, desde allí y con un familiar, seguirá hasta la vereda, donde se mezclará otra vez entre los transeúntes apurados y el tránsito caótico de una ciudad que desconoce su secreto.

Durante la media hora que sigue no recordará nada de lo que le aconteció en ese pasado inmediato. “Hay pocos casos en los que el paciente no recuerda nada durante meses. Incluso pierde la memoria de hechos clave en su vida y que lo estaban perturbando; padece de olvidos significativos”, admite el doctor Rigonatti, luego de explicar que la movilidad en silla de ruedas es sólo para garantizar que al paciente no le ocurrirá ningún accidente hasta quedar fuera del hospital, y evitar así eventuales demandas judiciales.

“Existen casos en los que el paciente quita de su mente cosas que lo lastimaban, que le causaron depresión, porque uno de los efectos colaterales del tratamiento de electroshocks es la pérdida parcial y temporaria de la memoria, aunque no de toda ella, sino de episodios”.

De altura más bien baja, barriga prominente, pelo gris y sonrisa fácil, Rigonatti no tiene apariencia de médico. Más bien de vendedor de seguros y, sobre todo, es una persona amable. En la década de los años ochenta ganó entre sus colegas el apelativo de “Tigre” por su defensa enfervorizada del electroshock. Pero 18 años después, aquellos colegas le tienden la mano en los pasillos y hasta confiesan respetarlo debido a sus logros. Los pacientes, por su parte, lo definen como una especie de dios que devolvió cordura a sus vidas. Él, convertido en referente de consulta obligada dentro de la psiquiatría y miembro del Consejo Federal de Medicina de Brasil, dice que si dedicó su vida a la psiquiatría y a la terapia de electroshock fue porque se lo pidió su maestro antes de morir, el médico Antonio Carlos Pacheco Silva, fundador del Instituto de Psiquiatría del Hospital de Clínicas, quien adquirió el primer aparato de electroshock usado en Brasil, y que murió convencido de que con sólo un puñado de dólares dejaría en manos de sus discípulos un ingenioso quitapenas eléctrico, el secreto de la redención de mentes perturbadas. Y así lo creyó quien ahora preside el ala de psiquiatría de unos de los hospitales más colosales del mundo.

—¿A quiénes se recomienda el tratamiento de electroshock?

—A los pacientes con depresión grave, gravísima, y con psicosis. En algunos casos a los epilépticos o a las embarazadas con depresión, porque mientras que los medicamentos afectan al feto, la electricidad no, porque no es transmitida por la placenta. Aquí administramos el tratamiento hasta en pacientes con transplantes de corazón.

—¿Por qué funciona el electroshock?

—Nadie sabe, pero una explicación sencilla sería que la electricidad se ingiere en la actividad de la neurona, que tiene bombas que sacan cosas para afuera y ponen otras adentro. Entonces, se cree que es ahí donde funciona, en la membrana de las neuronas y en la sinapsis, ayudando en ese proceso de sacar cosas que complican y dejar el paso libre a otras, como los medicamentos. Porque lo que sí está comprobado es que en pacientes en los que antes del electroshock los medicamentos no surtían efectos, tras el tratamiento logran tenerlos.

Otra explicación más casera pero gráfica de Rigonatti recuerda aquel golpe seco que solía propinarse a los antiguos aparatos de tv, y que ayudaban a recuperar la imagen en blanco y negro.

—Ahora —continúa—, algunos dirán que es como un “reseteo”, como reiniciar la computadora para que funcione bien.

El médico de los gestos amables sabe que son pocos los defensores del electro-shock. Sabe también —y lo dice— que fue utilizado como método de tortura dentro de hospitales psiquiátricos. Y fuera de ellos, como lo hicieron los aparatos represores de la última dictadura militar de Argentina o en la ex Unión Soviética.

Ernest Hemingway también fue tratado con electroshock y se opuso a ese tratamiento hasta el día en que se suicidó de un escopetazo. La lista de los escritores que por una razón o por otra debieron soportar el cosquilleo en la sien exhibe nombres prolíficos y reconocidos: el mexicano Juan Rulfo o el brasileño Paulo Coelho son sólo dos ejemplos. Ambos repudiaron luego el tratamiento. Al revés de lo que ocurre con la escritora y compositora de Río de Janeiro Mathilda Kóvak, para quien la terapia eléctrica fue una salvación. “Tuve una depresión de 30 años, en los que me iba hundiendo en un dolor interminable, hasta que me recetaron el electroshock. Y, en la cuarta sesión, ya era otra persona, salí de la oscuridad en que vivía. Sinceramente, no sé porqué no me lo recetaron antes”, dice ahora la mujer, dedicada a la literatura infantil y a su programa de radio.

“Hay mucho daño cerebral, pérdida de la memoria y el índice de muertes debido al tratamiento ha aumentado, mientras que el índice de suicidios no ha disminuido. Creo que el electroshock no debería usarse en ningún caso”, se contrapone el psiquiatra Collin Ross, creador del programa antitraumas aplicado en hospitales de Texas, Michigan y California. La mayoría de los pacientes tratados en São Paulo llega al Hospital de Clínicas por recomendaciones de psiquiatras que trabajan en consultorios de salud pública. Son minoría, casi 30% del total, quienes solventan de sus propios bolsillos los 250 dólares promedio que cuesta allí la sesión de electroshock. “Pero de una forma o de otra, el hospital logra recuperar el dinero, porque luego el sistema público reembolsa los gastos, aunque no siempre se aclara que es por electroshock, debido a que son tantos los pacientes que atendemos que sería imposible justificar a todos”, se empeña en explicar un vocero del hospital. Quizá por ello, desde el Servicio de Salud Mental, Alcohol y Otras Drogas, dependiente del Ministerio de Salud, el psiquiatra Pedro Delgado no calla su advertencia: “Creo que se está volviendo demasiado banal el uso del electroshock”. En Río de Janeiro, en cambio, la mayoría de los tratados con ect son hombres y mujeres que pueden pagar las sesiones valuadas hasta en 430 dólares, como ocurre en la coqueta mansión en la que funciona la Clínica de Gávea, donde llegan semanalmente escritores y figuras conocidas de la farándula carioca. “Aquí, el electroshock se convirtió en un tratamiento de élite”, dice la psiquiatra Julieta Guevara de la Clínica de Gávea.

Cuando llega por fin a la calle, todavía en sillas de ruedas, Arminda dos Angeles no es capaz de describir la sesión de electroshock. Tampoco recuerda su vida pasada. Sólo sabe que durante la tarde irá a caminar horas por el Parque Ibirapuera, que es a São Paulo lo que el Central Park es a Nueva York. Y que allí, cada miércoles, volverá a mirar árboles y flores como si fuese la primera vez. “Las ve desde hace meses, pero se olvida”, susurra Abel. Y comienza a recordar en voz alta la historia de ambos, como para que ella la tenga en presente: “Siempre dijimos que íbamos a tener un hijo al año siguiente, cuando el restaurante se estabilizara. Siempre dijimos que en unos meses íbamos a viajar. Pero nos robaron, una y otra vez, y nunca pudimos salir a flote. Hasta que nos cansamos, más ella que yo. Ella se enfermó de depresión, de una amargura inmensa que no la dejaba moverse, que incluso la paralizó físicamente. No podía mover los brazos. Vendimos todo, y fue peor. Sin trabajo, sin dinero, sin edad para tener hijos o viajar. Sólo con el ruido de los tiros, las imágenes de los ladrones golpeándonos. Ella no pudo superarlo jamás. Y gasté todo el dinero en sus tratamientos psiquiátricos, en curanderos, en pastores evangélicos y salvadores que no la salvaron. Hasta hoy, que estamos atados uno al otro, y los dos a una máquina de electricidad que parece revivirla cada semana. La primera sesión fue terrible para los dos. Ella se durmió dopada, pero yo pensé que quizá no regresara nunca, porque algunos amigos y una vieja psicóloga de ella me habían dicho que el tratamiento hasta podía matarla. Se me erizó la piel pensando que podíamos no tenernos más el uno al otro. Pero luego pensé que perdido por uno es lo mismo que perdido por mil, y después de 10 años de probarlo todo le dije a Arminda que no nos íbamos a desatar ahora por cualquier cortocircuito”.

Abel cuenta que cada vez que su mujer intenta volver a cocinar, la casa corre peligro de arder en llamas. Aquella que una vez fue una gran cocinera suele olvidarse ahora de las recetas y, peor aún, de las ollas vacías en el fuego. Y explica que esos olvidos son parte del tratamiento y que él los acepta con resignación. “Desde que ella recuperó la voz, en la segunda sesión de la ect, todos los días me despierta con la misma pregunta: “¿Hoy me hacen el electroshock?”. Me lo pregunta 10 minutos después, a la media hora, 20 veces cada día. Y cuando le digo que no, me pide que le avise cuando llegue el momento, que me apure, que la lleve al hospital. Es lo único que la moviliza, salir de casa, conectarse a los cables”. Después, ayuda a su mujer a subir al auto y se encaminan para el parque, donde ella comenzará un paseo que creerá que es el primero, mientras él reza para que no sea el último.

Fuente: http://www.gatopardo.com