«Se le puede amar u odiar, pero no se le puede ignorar»… La historia de Bill Gates‏

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La policía del estado de Nuevo México detuvo el 13 de diciembre de 1977 a un joven rubio que conducía sin licencia. Lo llevó a la comisaría y le hizo varias fotos de frente y de perfil. El joven de 22 años, que usaba gafas enormes, sonrió mientras sostenía su número de ficha policial: 105,519. Le parecía divertido todo aquello.

No era la primera vez que este chico daba un disgusto a sus padres. Dos años antes, en 1975, el chaval había dejado la universidad, pero no cualquier universidad sino Harvard, la fábrica de talentos mundiales. La verdad es que no era muy aplicado. “Durante mi primer año, instituí una política deliberada de saltarme la mayoría de las clases para después estudiar febrilmente al final del curso”, confesaría muchos años después en un libro de recuerdos. ¿Y qué hacía durante su tiempo libre? “Llené mis horas de ocio con una buena cantidad de póquer”.

Tahúr, travieso, vago… ni los policías del estado de Nuevo México ni los profesores de Harvard podían imaginar que aquel chico se convertiría en la mayor fortuna del universo 20 años después. Según la última clasificación de la revista Forbes, su riqueza alcanza los 56.000 millones de dólares (unos 41.670 millones de euros). Su ocupación: hacer programas de ordenador. Empresa: Microsoft. Plantilla: 76.000 personas, en 102 países. Edad: 51 años. Su nombre: William Gates III, más conocido como Bill Gates. Y, ahora, la pregunta del millón: ¿Cómo llegó tan lejos aquel gafotas que jugaba al póquer en la universidad?

Bill Gates es el segundo de los tres hijos que tuvo el matrimonio formado por William Gates y Mary Maxwell. Nació el 28 de octubre de 1955 en Seattle, en la costa oeste de EE UU. La suya no era una familia pobre, desde luego. El padre de Bill era un destacado abogado y la madre, una ejecutiva de alto copete del First Interstate Bank, uno de los mayores del país.

Viniendo de una saga con tanto dinero, no tuvo problemas para entrar a los 13 años en Lakeside School, la escuela más prestigiosa y cara de Seattle, donde descubrió muy pronto su pasión por los ordenadores gracias al Club de Madres. Y es que tras una rifa benéfica, este grupo de mujeres hizo algo que años después agradecería la humanidad entera: comprar un ordenador para el colegio. Bill Gates y su amigo Paul Allen programaban juegos sencillos sentados frente a aquel enorme, pesado y lento aparato hasta que éste deglutía los resultados, que luego aparecían en una gran impresora. “Entonces, nos lanzábamos sobre ella para echar un vistazo y ver quién había ganado”, confiesa Gates en su autobiografía. Una maniobra que tardaba ¡30 segundos! Aquel trasto, llamado PDP- 8, fabricado por Digital Equipment, costaba 18.000 dólares (unos 13.400 euros). Ocupaba el tamaño de un pequeño armario de metro y medio de altura, pero sirvió para que un joven de 13 años soñase con que algún día millones de individuos podrían tener sus propias computadoras. “Estoy seguro de que una de las razones por las que estaba tan decidido a ayudar a que se desarrollara el ordenador personal era porque quería tener uno para mí”, ha dicho varias veces.

Esa visión comenzó a hacerse realidad en 1975. Un día, deambulando por las calles cerca de la universidad, Gates y Allen se fijaron en otro modelo: la revista Popular Electronics mostraba una pequeña computadora para ensamblar en casa por 397 dólares (unos 296 euros). Llamarlo computadora era demasiado porque era una caja de luces sin teclado y sin pantalla. Su nombre era Altair, y lo más importante de todo es que llevaba en el corazón un innovador chip 8080 de Intel. Gates y Allen quedaron paralizados. O se daban prisa, o alguien se les iba a adelantar creando el software para ese chip. Paul Allen consiguió el manual del 8080 y con Gates se dedicó a escribir un programa Basic modificado. “Paul y yo no dormimos mucho y perdimos la noción de la noche y el día”, confesaría Gates años después. “Pero a las cinco semanas, teníamos escrito nuestro Basic y había nacido la primera compañía de software para microcomputadoras. En su día la denominamos Micro-Soft”.

Fue entonces cuando Bill Gates decidió abandonar la universidad. Tenía 19 años. Bill Gates fue un hombre orquesta en los tres primeros años de existencia de Microsoft. Era agente comercial, llevaba las finanzas y el marketing, y mejoraba su propio programa. Estaba naciendo la industria del ordenador personal y las empresas informáticas acudían a Microsoft con toda clase de proyectos. El volumen de trabajo era tan desmesurado que Gates recurrió a un viejo compañero de la universidad llamado Steve Ballmer para que se ocupara de dirigir la compañía, ya que Gates no quería dedicar más de un 10% de su esfuerzo mental a los negocios. Ballmer aceptó con la condición de que le diera manga ancha para contratar personal. Gracias a ello, las ventas de Microsoft crecieron incluso más rápido de lo que esperaban.

Sin embargo, todavía no se había cruzado lo que Gates denominaba el “umbral de aceptación”, esa frontera en la que un producto salta a las grandes masas, como sucedió con la televisión en los años cincuenta. Y fue en 1980 cuando se presentaron en las oficinas de Microsoft en Seattle dos emisarios de IBM que les hicieron un encargo histórico: escribir el software para un ordenador personal que se estaba cociendo en sus laboratorios. Gates aceptó el reto. Su equipo trabajó frenéticamente para crear ese lenguaje que se llamó MS-DOS (Microsoft Disk Operating System). En agosto de 1981, IBM presentó su PC (Personal Computer) con un nuevo chip de Intel más potente, el 8088, y con tres programas para hacerlo funcionar: uno era de Digital Research; otro, el Pascal, desarrollado por la Universidad de California- San Diego (UCSD); y, por último, el MS-DOS de Microsoft, del que no se sabía nada. ¿Quién sería el ganador? Bill Gates se había fijado en la pelea entre los vídeos Betamax de Sony y VHS de JVC durante los años setenta, y se dio cuenta de que el éxito de VHS se debía a que JVC permitió a otros fabricantes de vídeo usar su patente con un coste muy bajo. Microsoft hizo lo mismo. Permitió a otras firmas fabricar programas basados en MS-DOS. Y además, se aseguró de que MS-DOS fuera el más barato de los tres programas que competían por la tarta de los PC: 60 dólares (unos 45 euros), es decir, mucho menos que los 175 dólares (alrededor de 130 euros) de Digital Research, y los 450 dólares (335 euros) del Pascal. Asimismo, IBM no tenía la exclusiva del programa sino que Microsoft la cedía a otras empresas de ordenadores, los famosos clónicos del PC que empezaron a crecer como hongos.

En poco tiempo, Microsoft se convirtió en el estándar de la industria y Gates consiguió salir en la portada de Time por primera vez (saldría seis veces más) como el hombre que había hecho magia con chips –su amigo Paul Allen ya estaba aquejado de un cáncer y no podía llevar el mando de la empresa–. “En realidad, todo el éxito de Gates se basó en aquel contrato con IBM”, dice Brian Subirana, profesor de Sistemas de Información de la escuela de negocios IESE (Universidad de Navarra). Pero el programa de Microsoft era aún muy tosco de manejar; casi para especialistas. Otro joven, Steve Jobs, que también había abandonado la universidad, agregaría un ratón para pinchar y mover las cosas con más simpatía en sus ordenadores Apple. La pantalla se llenaba de figuras e iconos que representaban objetos naturales como papeleras o carpetas. Gates visitó a Jobs y, fruto de su colaboración, nacieron los programas Microsoft Word y Excell, dos productos sin los que hoy no se podría vivir en el mundo de la informática. Pero Apple no quería que su sistema fuera compatible con ningún otro, de modo que Gates se llevó su invento y lo adaptó a los PC. Y haría algo más, construir un nuevo programa informático que convertía la pantalla en una forma más divertida de manejar el ordenador, a través de un ratón y unas ventanitas. Lo llamó Windows (ventanas, en inglés).

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Salida a bolsa y Windows 3.0. Gates se convierte en un “simple” cienmilmillonario

A medida que los programas de Microsoft invadían el mercado, nuevos y más audaces fabricantes entraron en el negocio de la informática: algunos descollaron, como Dell, Compaq y Toshiba, y otros se estrellaron como Amstrad. Gates necesitaba dinero para seguirles el ritmo y ofreció a IBM la tercera parte de Microsoft, pero el gigante, quizá enfermo de soberbia, rechazó la oferta. Entonces, en 1986, Bill decidió sacar su empresa a bolsa y dado que la mayor parte de sus empleados eran accionistas, les convirtió en millonarios de la noche a la mañana. La acción salió a un precio de 21 dólares (casi 16 euros) y en pocos segundos subió a 29 (algo más de 21 euros). Los brokers se quedaron boquiabiertos. Uno de ellos comentó al Seattle Post- Intelligencer: “Nunca recibí tantas llamadas de teléfono para un estreno en bolsa como en el último mes para Microsoft”. Su empresa comenzó a sacar nuevos programas como agendas, correos electrónicos, organizadores, pero todavía le faltaba un paso para llegar a las masas. Eso sucedió en 1990, cuando sacó la versión 3.0 de Windows. Esta vez era tan sencillo de manejar, que la humanidad entera podía tener un ordenador. En dos semanas vendió 100.000 copias de dicho sistema operativo. Tres años después, su éxito era tan apabullante que fue nombrado por Forbes el hombre más rico de Estados Unidos. Y desde 1995 hasta hoy ocupa el número uno como el hombre con más fortuna del mundo, un honor que no le hace mucha gracia porque confiesa que eso le hace ser el centro de atención. En 1999, poco antes de que estallara la burbuja de internet y un montón de empresas acabaran estrelladas, la fortuna de Gates sobrepasó durante varios meses los 100.000 millones de dólares (unos 74.500 millones de euros), razón por la cual la prensa americana acuñó para él solo el término “cienmilmillonario”. Claro que la gente no tiene en cuenta que la fortuna de Gates se debe a que es propietario del 45% de las acciones de Microsoft y que sólo tendrá esa cantidad en la mano el día en que las venda. Hay quien estima que Bill Gates es un hábil hombre de negocios, pero la verdad es que ese adjetivo le disgusta. Disfruta más leyendo Breve historia del tiempo, de Stephen Hawking, o la biografía de científicos como Watson y Crick –los descubridores del ADN–, que la vida de Henry Ford. “Mire a su alrededor y compruebe si hay algún libro de negocios en la estanterías”, dijo una vez a un periodista que recibió en su despacho. “¡No los necesitamos!”. Eso daría la idea de que Microsoft es una fábrica autónoma de ideas y de fantasías informáticas. Sin embargo, muchos expertos acusan a Gates de no haber creado una empresa revolucionaria sino “evolucionaria”. Roba ideas de otros y las mejora. De hecho, el Basic con el que comenzó Gates era una invención de los años 60 de otros programadores y la verdad es que todos los lenguajes informáticos son modificaciones de los anteriores. Windows, su programa más vendido, es una copia del de Apple, y el navegador Explorer, una imitación mejorada del Navigator de Netscape.

Lo cierto es que a mediados de los noventa sus programas corrían por el 90% de los ordenadores del planeta. Fue entonces cuando la magia de Gates comenzó a sufrir duros golpes y sería acusado de aniquilar a sus competidores. Surgió una nueva faceta de Gates, el hombre de cemento. Cuando los jueces de EE UU le preguntaban si había enviado a sus subordinados correos con órdenes para monopolizar el mercado, Gates respondía con un simple “no lo recuerdo”. Las pruebas eran evidentes. Poco después de que Netscape sacara su buscador Navigator, Microsoft presentó el Explorer. La ventaja de Gates era que cada ordenador venía de fábrica con el sistema operativo de Microsoft y de paso se colaba el Explorer. Un año después, Explorer había ganado la batalla. ¿No se llama a esto abuso? “En el mundo de la programación en el cual nosotros trabajamos sólo importa una cosa: beneficiar a los consumidores”, respondió en 2005 Gates cuando los periodistas de Der Spiegel le clavaron esa pregunta.

Se impone la ley del más fuerte, sólo los omnipresentes sobreviven

Según Gates, su compañía ha sido la única en responder rápidamente a la demanda del mercado y a un precio más bajo que los demás, porque tiene el departamento de investigación y desarrollo más grande del mundo. Pero personas que han trabajado con él tienen otra versión: “Sentía (Gates) que estaba luchando por la supervivencia de su compañía”, escribe Robert Slater en un libro que explica cómo resistió Microsoft los embates de la justicia. Y eso revela otra faceta de la personalidad de Bill: es un hombre que defiende su empresa como una leona a sus cachorros y de una forma cruel. “Es darwinista”, ha llegado a afirmar Rob Glaser, un ex ejecutivo de Microsoft. “Nunca espera situaciones en las que las dos partes ganen, sino que busca las vías para que los otros pierdan”.

Se le reprueba, también, su estilo brusco de gobernar la empresa y que haya hecho llorar, incluso, a muchos empleados. “Yo no critico a las personas, critico las ideas”, se defiende Gates. “Si veo que algo me hace perder el tiempo o que no es apropiado, no me lo guardo, lo suelto enseguida. Verán que digo muchas veces en las reuniones: esa es la idea más absurda que he escuchado en mi vida”.

De lo que nadie duda es que hoy Microsoft no sólo es la empresa más valiosa en bolsa sino que tiene muchos negocios y productos. Participa en la MSNBC, el tercer canal de televisión por cable de EE UU, que además tiene una web del mismo nombre. Y, por si fuera poco, ha lanzado productos de entretenimiento, como la XBOX; programas para móviles y palms, como el Windows Mobile, y promete seguir pensando en el futuro.

Gates vive hoy con su mujer y sus tres hijos en una casa en Seattle donde todo puede ser programable con un mando a distancia. Ha despertado la envidia por su piscina de mármol, su garaje para 20 coches y su precio: más de 50 millones de dólares (unos 37 millones de euros). Posee manuscritos valiosos como el Código de su querido Leonardo Da Vinci, que compró por 30 millones de dólares (22 millones de euros aproximadamente), en 1994.

Admirado, perseguido, criticado y pirateado como ningún hombre de empresa en la Historia de la humanidad, la revista Fortune dijo de él: “Se le puede amar u odiar, pero no se le puede ignorar”. A pesar de todo, en una larga entrevista para los archivos del Museo de Historia de EE UU, Gates resumió su estado de ánimo de esta forma: “En todos estos años mi trabajo ha sido lo más divertido que podía imaginar”.

Fuente: muyinteresante.es


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10 lecciones de oro de Steve Jobs

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«Creo que nos estamos divirtiendo. Creo que a nuestros clientes realmente les gustan nuestros productos. Y siempre estamos tratando de hacer lo mejor».

Sus logros y carácter le ayudaron a definir una generación y a cambiar el mundo. Es co-fundador de la empresa de cuento de hadas que hoy conocemos como Apple Computers. Y él es el visionario de las computadoras personales que llevó a los equipos informáticos y de toda la industria del software a su reestructuración.

Este hombre de energía inagotable y de gran carisma es también un maestro de la exageración, las parábolas y de las frases pegadizas. E incluso cuando él está tratando de hablar normalmente, verborrea brillante a borbotones.

He aquí una selección de algunas de las cosas más increíbles y grandiosas que ha dicho, lecciones de oro para ayudarte a tener éxito en la vida, Trabajo al estilo Jobs:

1. Steve Jobs dijo: «La innovación distingue entre un líder y un seguidor.»

La innovación no tiene límites. El único límite es tu imaginación. Es hora de que tu comiences a pensar fuera de la caja. Si estas involucrado en una industria en crecimiento, piensa en formas de ser más eficiente, de prestar más atención al cliente amistoso y con quien es fácil de hacer negocios. Si estas involucrado en una industria que va en declive – salte de ella rápido y cambia antes de quedar obsoleto; sin trabajo, o fuera del negocio. Y recuerda que la procrastinación no es una opción aquí. ¡Empieza a innovar ya!

2. Steve Jobs dijo: «Ten un criterio de calidad. Algunas personas no están acostumbradas a un entorno donde la excelencia es lo esperado».

No hay acceso directo ni atajo a la excelencia. Tendrás que hacer el compromiso de hacer de la excelencia tu prioridad. Utiliza tus talentos, habilidades y destrezas de la mejor manera posible para salir adelante de los demás al dar ese pequeño extra. Guiáte por una norma superior y presta atención a los detalles que realmente hacen la diferencia. La excelencia no es difícil – simplemente decide en este momento dar tu mejor tiro – y te sorprenderás con lo que la vida te regresará.

3.  Steve Jobs dijo: «La única manera de hacer un gran trabajo es amando lo que haces. Si no lo has encontrado todavía, sigue buscando. No te detengas. Como en todos los asuntos del corazón, sabrás cuando lo encuentres.»

¡Ya lo tengo a cuatro palabras: «Haz lo que amas.» Busca una actividad profesional que te dé un sentido de significado, sentido y satisfacción en la vida.  Tener un sentido de propósito y esfuerzo para alcanzar los objetivos da sentido a la vida, sentido y satisfacción. No sólo contribuye a la salud y a la longevidad, también te hace sentir mejor en tiempos difíciles. ¿No saltas de la cama el lunes por la mañana y esperas que la semana sea de mucho trabajo?  Si la respuesta es «no» sigue buscando, sabrás cuando lo encuentres.

4. Steve Jobs dijo: «Ya sabes, no cosechamos la mayoría de los alimentos que comemos. Usamos ropa que otras personas hacen.  Hablamos un idioma que los demás desarrollaron. Usamos unas matemáticas que otras personas evolucionaron … quiero decir, que constantemente estamos tomando las cosas. Es maravilloso, una sensación de éxtasis el crear algo que te lleve a la piscina de la experiencia humana y el conocimiento.»

Vive en una forma que sea éticamente responsable. Trata de hacer una diferencia en este mundo y de contribuir al bien superior. Encontrará que esto da más sentido a tu vida y es un gran antídoto para el aburrimiento. Siempre hay mucho por hacer. Y habla con otros sobre lo que estás haciendo. No prediques de ser autosuficiente, acabarás siendo rechazado por la gente, pero al mismo tiempo, no seas tímido de ponerte como ejemplo, y aprovecha las oportunidades que surgen para que los demás sepan lo que estás haciendo .

5. Steve Jobs dijo: «Hay una frase en el budismo, ‘la mente de principiante’. Es maravilloso tener una mente de principiante».

Es el tipo de mente que puede ver las cosas como son, que paso a paso y en un instante puede darse cuenta de la naturaleza original de todo. La mente del principiante es la práctica del Zen en acción. Es la mente que es inocente de las preconcepciones y expectativas, juicios y prejuicios. Los pensamientos en la mente de principiante enfrentan a la vida como un niño pequeño, lleno de curiosidad y admiración y asombro.

6. Steve Jobs dijo: «Creemos que básicamente miramos la televisión para desconectar nuestro cerebro, y que trabajamos en nuestra computadora cuando quieres poner a trabajar a tu cerebro».

Muchos estudios académicos en las últimas décadas han confirmado ampliamente que la televisión solamente tiene influencias perniciosas en la mente y en la moral. Y la mayoría de los televidentes saben que su hábito les embota la mente y que están perdiendo su tiempo, pero aún así pasan la mayor parte de su tiempo en frente de esa caja. Así que apaga el televisor y ahorrate un poco de células cerebrales. Pero ten cuidado, puede desconectar tu cerebro mediante el uso de una computadora también. Trata de tener una conversación inteligente con alguien que practica algún deporte durante 8 horas al día.

7. Steve Jobs dijo: «Yo soy la única persona que conozco que ha perdido un cuarto de billón de dólares en un año ….  Esto te fortalece el carácter.»

El cometer errores no es lo mismo que ser un error. No hay una persona de éxito que no haya fallado o cometido errores, hay gente exitosa que cometió errores y cambió su vida o su actuación en respuesta a ellos, y así lo hizo bien la próxima vez. Consideraban los errores como advertencias, antes que signos de insuficiencia desesperada.  El nunca cometer un error significa no vivir la vida al máximo.

8. Steve Jobs dijo: «Cambiaría toda mi tecnología por una tarde con Sócrates.»

En la última década, numerosos libros con las lecciones de figuras históricas han aparecido en los estantes de las librerías de todo el mundo.  Y Sócrates se encuentra con Leonardo da Vinci, Copérnico Nicolás, Charles Darwin y Albert Einstein como un faro de inspiración para los pensadores independientes. Pero él fue primero. Cicerón le dijo Sócrates que «llamó a la filosofía desde los cielos y en las vidas de los hombres.» Así que utiliza los «principios de Sócrates en tu vida, tu trabajo, tu aprendizaje y tus relaciones. No se trata de Sócrates, es realmente acerca de ti, y cómo puedes traer más verdad, belleza y bondad a tu vida cotidiana.

9. Steve Jobs dijo: «Estamos aquí para tener un lugar en el universo. De lo contrario ¿Por qué estar aquí?»

¿Sabías que tienes grandes cosas que lograr en la vida? Y ¿sabías que las cosas grandes se hacen polvo mientras te sirves otra taza de café, y decides reflexionar sobre las cosas en lugar de hacerlas? Todos nacimos con un regalo para dar en la vida, nuestros deseos, intereses, pasiones y curiosidades. Este regalo es, de hecho, nuestro propósito. Y no necesitas permiso de nadie para decidir tu propio objetivo.  Ningún jefe, maestro, padre, sacerdote u otra autoridad puede decidir por ti. Sólo tienes que encontrar ese propósito único.

10. Steve Jobs dijo: «Tu tiempo es limitado, así que no lo gastes viviendo la vida de otra persona. No te dejes atrapar por el dogma – que es vivir con los resultados que otra persona piensa que debes tener. No dejes que el ruido de las opiniones ajenas silencien tu propia voz interior. Y lo más importante, ten el coraje de seguir tu corazón e intuición. De algún modo ellos ya saben lo que realmente quieres ser. Todo lo demás es secundario.»

¿Estás cansado de vivir el sueño de otro? No dudes, es tu vida y tienes todo el derecho a gastarlo de manera individual, sin importar los obstáculos o barreras de los demás. Date la oportunidad de cultivar tus cualidades creativas en un ambiente libre de presión y sin temor. Vive a vida que TU has elegido y se tu propio jefe.

Cada lección puede ser difícil de integrar en tu vida al principio, pero si disminuyes tu resistencia en cada lección, una a la vez, notarás una mejora inmediata en tu rendimiento general. Así que adelante, date una oportunidad.

Fuente:  http://www.educopark.com Traducción RadioContempo Magazine

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Randy Pausch se trascendió así mismo, no cabe duda que subió un escalón que tenía pendiente. Por su paso en este mundo merece que lo recordemos

Pausch, durante su última lección en la Universidad Carnegie Mellon, en 2007. (Foto: AP)

Randy Pausch, una lección de vida y muerte….

El 18 de septiembre de 2007, el profesor y científico Randy Pausch tenía previsto dirigirse a 400 estudiantes y colegas de la Universidad Carnegie Mellon para cumplir con una tradición académica denominada ‘Última lección’ (Last Lecture). Lo que nadie se esperaba es que abriese su intervención con un anuncio: tenía cáncer de páncreas y los médicos le daban entre tres y seis meses de vida. «Es lo que es y no podemos cambiarlo», aseguró, antes de afrontar la charla con un humor y sentido común que le convirtieron en una celebridad.

‘Cómo cumplir verdaderamente los sueños de tu infancia’ se tituló aquella última lección sobre la perseverancia, una lección de vida y muerte que, gracias a Internet, se convirtió en un éxito mundial y, después, en un libro escrito junto a Jeff Zaslow, reportero del ‘Wall Street Journal’, titulado ‘The Last Lecture’. Hoy es un ‘best-seller’ que ha llegado a 32 idiomas y ha vendido más de cinco millones de ejemplares.

Incluso Oprah Winfrey llevó a este profesor, pionero de la realidad virtual y fan de Star Trek a su ‘show’, donde Pausch dio una versión corta de su intervención en la Carnegie Mellon a millones de personas. Un discurso de aproximadamente una hora y cuarto de duración que en YouTube ha sido visto más de tres millones de veces.

«Estoy intentando meterme en una botella que un día aparecerá en la playa para mis hijos», aseguró en aquella lección para intentar explicar sus motivos. No en vano, Pausch, considerado como una de las 100 personas más influyentes por ‘Time’, insistía en que tanto su charla como su libro estaban preparados para sus hijos, una audiencia de cinco, dos y un año.

Para intentar frenar el cáncer, este profesor se sometió a agresivas cirugías y quimioterapia experimental. Pero la enfermedad siguió su curso y casi 10 meses después de anunciarlo, Pausch falleció en su casa de Chesapeake, Virginia, a los 47 años. Sus últimos meses de vida fueron una verdadera crónica de una muerte anunciada y amplificada por su éxito global en la Red.

Seis sueños hechos realidad

«La experiencia es lo que logras cuando no consigues lo que quieres», escribe en ‘The Last Lecture’ este científico que no será recordado por sus descubrimientos. «Tocó a muchas personas porque fue auténtico», aseguró a Los Angeles Times Jeff Zaslow, coautor del libro. «Estoy en mejor forma que muchos de vosotros», clama Pausch tras anunciar el cáncer en su ‘última lección’ antes de ponerse a hacer flexiones.

No quiso hablar de cáncer, sino de sus seis sueños infantiles: estar en gravedad cero, jugar en la NFL, firmar un artículo en la enciclopedia ‘World Book’, ser el Capitán Kirk, ganar un peluche y ser un creativo de Disney. Consiguió cumplirlos todos, íntegros o en versiones reducidas.

No llegó a Capitán Kirk, pero gracias a su popularidad, el director J. J. Abrams le invitó a interpretar un papel con una línea de texto en la última película de Star Trek, que se estrenará en 2009. También tuvo sus 25 segundos de ingravidez gracias a la NASA. Y la enciclopedia ‘World Book’ le invitó a escribir su entrada sobre ‘realidad virtual’, materia en la que es experto.

Tampoco logró su sueño de convertirse en creativo de Disney, pero si les ayudó con algunas atracciones de realidad virtual para Disney World. Y su sueño de jugar en la NFL se vio cumplido a medias cuando, un mes después de su lección, fue invitado a recibir pases en un entrenamiento de los Pittsburgh Steelers.

En la Universidad Carnegie Mellon destacan su «enorme impacto». Jared L. Cohon, presidente del centro, aseguró en un comunicado que su «amor por la enseñanza, su sentido del humor y su brillantez» se unieron para crear Alice, un programa para niños que en un entorno de dibujos amigables les enseña los primeros pasos de la programación.

También aprovechó su fama para llamar la atención sobre la necesidad de investigar el cáncer, sin perder nunca su sentido del humor, heredado de su madre: «Tras doctorarme, mi madre me presentaba así: «Éste es mi hijo. Es doctor, pero no de los que ayudan a la gente», decía sobre ella, que todavía vive y que, por suerte, se equivocó por completo en su predicción.

Fuente: http://www.elmundo.es por Sergio Rodríguez

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Impacto inicial. Según los especialistas, los primeros 90 días de un líder en su cargo tienen un fuerte impacto en sus probabilidades de éxito. Pero, cuando se trata de crear estrechas relaciones con los subordinados directos, el lapso es mucho menor.

liderCuando llega un nuevo líder, la ansiedad aumenta. Quienes eran considerados de excelente desempeño por el jefe anterior se preocupan por mantener su alta estima.

Los otros empleados tratan de mejorar su posición. Cualquiera sea la ubicación en la jerarquía, las personas se acercan al nuevo jefe tratando de anticipar amenazas y oportunidades.

Cuando la gente no sabe por qué su nuevo jefe actúa de cierta manera, suele atribuir su conducta a su personalidad o estilo (“es brusco”) más que a las exigencias de la situación (“se espera que produzca rápidos resultados”). Al mismo tiempo, el nuevo líder saca conclusiones de las palabras y comportamientos de sus subordinados directos. Las investigaciones sugieren que la mayoría de los jefes clasifican rápidamente a los subordinados en dos grupos: aquellos en los que planea apoyarse y los que no.

Los estudios muestran que estas distinciones se hacen tempranamente, al quinto día de ejercer las nuevas funciones. Pero las actitudes y los comportamientos de los empleados son fácilmente malinterpretados y hay altas probabilidades de que los líderes se equivoquen.

Rótulos adherentes

El error inicial no sería importante si las clasificaciones se cambiaran sin mayores problemas, pero nuestras investigaciones demuestran que los rótulos puestos en la primera semana o mes tienden a permanecer por largo tiempo debido a dos factores principales:

Refuerzo cognitivo.

Los rótulos inciden en la interpretación de los comportamientos y los resultados. La tendencia a torcer las evidencias para que se correspondan con las expectativas —y mantener los rótulos intactos— es conocida como “desvío de atribución”.

Es particularmente prevalente en las organizaciones, en contextos en los que las relaciones complejas entre las acciones y las consecuencias están abiertas a la interpretación.

Refuerzo de comportamiento.

Un rótulo tiende a suscitar comportamientos coherentes con él, aún cuando el rótulo sea implícito. Las diferencias significativas en el desempeño de los empleados se manifiestan sólo una semana después de impuesto el falso rótulo; por ejemplo, si un nuevo líder piensa que un subordinado “necesita ayuda”, le dará instrucciones más específicas que a otros, seguirá los resultados más de cerca y se involucrará personalmente ante la primera señal de problemas.

Pero estas medidas, tendientes a ayudar, suelen producir el efecto contrario porque el subordinado se siente encasillado e incapaz de brillar por sí mismo y la actitud controladora del jefe lo desmotiva. El empleado pierde confianza y deja de asumir riesgos o proponer ideas, porque considera que el jefe no apreciará sus esfuerzos.

El comportamiento de los subordinados

Los subordinados que tuvieron una mala primera impresión de su jefe suelen ponerse a la defensiva, lo cual despierta la desconfianza del jefe y lo incita a controlarlos de cerca. De la misma manera, los empleados que sospechan que el nuevo jefe es duro o injusto desestiman el feedback correctivo, considerándolo un ataque personal.

Cuando el jefe percibe que los empleados ignoran sus comentarios, tiende a dar instrucciones aún más estrictas, confirmando la opinión negativa de los subordinados. Sin importar quién haya sido el primero en calificar con rótulos, el proceso no tarda en activarse en ambas direcciones y produce un ciclo vicioso. Para evitar los malos comienzos, algunas sugerencias son las siguientes:

Encuadrar la relación. Los jefes pueden influir en las primeras impresiones de los subordinados directos. El contacto frecuente en el periodo formativo de la relación facilita que el jefe comunique las prioridades y las medidas de desempeño, y le da la oportunidad de aprender sobre su gente.

Crear un clima abierto y de apoyo. Invertir tiempo en las personas es una señal de compromiso con ellas y el punto de partida para incentivar la buena voluntad. Es el depósito de buena voluntad lo que ayuda al nuevo líder a superar los errores iniciales y conseguir el beneficio de la duda en las decisiones ambiguas o dolorosas.

Resistirse a los rótulos. El impulso a clasificar a la gente está profundamente enraizado, pero los líderes pueden adquirir mayor conciencia de este proceso. En particular, los jefes deberían resistir las etiquetas de desempeño amplias o genéricas, como “más fuerte” o “más débil”, que son simplistas y, por ende, no son buenas guías para la acción.

Intervenir en las etapas tempranas. Para mantener las relaciones individuales por el buen camino, los problemas deben ser resueltos apenas son percibidos. La intervención retrasada aumenta la amenaza y la vergüenza asociadas al problema, le da un ribete punitivo al feedback y reduce las posibilidades de que el subordinado reaccione favorablemente. Un hábito sencillo consiste en discutir tanto los datos como su interpretación con la persona involucrada.

Lo que impide a los jefes hacer esto es, precisamente, la presunción de que saben lo que determina los resultados (como la falta de capacidad, de juicio o de esfuerzo). Cuando los jefes se toman el trabajo de verificar sus presunciones, a menudo descubren que han malinterpretado las conductas o motivos de los subordinados como también han ignorado factores atenuantes.

La oportunidad de responder a las presunciones del jefe ayuda a incentivar la buena voluntad de los subordinados.

© 2008 Harvard Business School Publishing, distribuido por New York Times Syndicate.

Fuente: http://www.mx.hsmglobal.com

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Desde hace unas semanas me pregunté ¿Qué será de Apple sin Steve Jobs? La salida temporal de Jobs por razones médicas abre las interrogantes sobre el futuro de la empresa. Pero… ¿Quién es Steve Jobs?

steve-jobsTras cinco años de ser diagnosticado con cáncer de páncreas, Jobs admitió públicamente que no está del todo bien y que dejará Apple por seis meses debido a problemas médicos, pero no desatenderá las decisiones estratégicas de la empresa.

Steve Jobs, dijo el mes pasado que decidió alejarse del cargo hasta mediados de junio debido a que sus problemas médicos resultaron ser «más complejos de lo que originalmente pensaba», lo que sorprendió a los inversionistas.

Jobs, dijo, sin embargo, que planea permanecer involucrado en las principales decisiones estratégicas mientras dure su ausencia.

Jobs agregó que el jefe operativo de Apple, Tim Cook, se hará cargo de las operaciones diarias de la firma durante su ausencia.

Pero …. ¿Quién es Steve Jobs? ¿Qué es lo que ha hecho este hombre? ¿Por qué es uno de los líderes de nuestra generación? Aquí te lo decimos:

Steve Jobs, el gran mago detrás de Apple, es un hombre de recursos inagotables. Es la cabeza que dirige al gigante de la tecnología informática, pero también es budista y vegetariano. Y es, también, un hombre que ha vencido a un cáncer pancreático mientras sus directivos guardaban confidencialidad por temor a que su enfermedad afectara las acciones de la empresa. Jobs es, para todos, el líder irremplazable de Apple.

La historia es harto conocida: Jobs era el chico maravilla de 21 años que cofundó Apple al lado de Steve Wozniak, en 1976 y en un garage. Al cumplir los 25, su valor ascendía a 200 millones de dólares, a los 26 mereció la portada de Time Magazine y, en 1985, con apenas 30 años, es despedido de Apple Computer.

Tras su regreso a la empresa en 1997, Jobs ha marcado una década que le ha ganado la categoría de ‘semidios’ en Silicon Valley. Salvó de la bancarrota a Apple, que hoy tiene un valor en el mercado de 108,000 millones de dólares (mdd) y cuyas ganancias por acción se han más que triplicado. Pixar, compañía que también cofundó y dirigió, domina ahora el negocio de la animación y es tan rentable que Disney la adquirió por 7,500 mdd. Steve Jobs es, también, un midas.

Considerado “el CEO más exitoso”, Jobs se ha convertido en un gurú cultural a escala global, decide los contenidos de entretenimiento que vemos, los dispositivos musicales que usamos, y todo tipo de aparatos para trabajar o divertirnos. Él ha modificado a todas estas industrias, pero también ha reformado la manera en que entendíamos el liderazgo. Ningún otro CEO es más voluntarioso, más descarado a la hora de imponer sus reglas, para bien o para mal. Ningún otro CEO descalifica públicamente a sus rivales como mediocres, malvados o con pésimo gusto.

Aún así, Jobs se percibe a sí mismo más como un artista que como un magnate de los negocios. Como creador en jefe de Apple ha coinventado 103 patentes de Apple, desde la interfaz de usuario del iPod hasta el sistema de soporte de las escaleras de cristal usadas en las tiendas de la empresa. Cuando Jobs lanza un producto al mercado, el evento es una combinación de noticia, espectáculo y performance artístico, ¿quién si no podría mantener en vilo a toda una nación por un simple celular? El pionero de las computadoras personales, Alan Kay, lo resume así: “Steve entiende lo que es el deseo”.

Una docena de libros han intentado desentrañar el misterio de este hombre, la manera en que su conducta conflictiva y su genio empresarial coexisten en una sola persona. Pero Jobs sigue siendo un secreto, reservado en sus relaciones con la prensa. De allí que esta historia nos sea narrada por sus colaboradores, aunque de manera anónima, por temor a despertar su ira.

“El miedo que Steve Jobs inspira a la gente en Silicon Valley es increíble. Los hace sentir mal, los hace llorar. Pero casi siempre le asiste la razón, e incluso cuando se equivoca, es tan creativo que sorprende” escribe Robert Sutton en su libro “The No Asshole Rule.” El capitalista de Palo Alto, Jean-Louis Gasse, lo explica: “Las democracias no crean grandes productos, para eso necesitas a un tirano.”

Jobs juzga al mundo desde una perspectiva maniquea: los productos, según él, son “estupendos” o son un “asco”; te enfrentas a la muerte por cáncer o estás curado. Sus subordinados son “genios” o “idiotas”, todos a su alrededor se ven sometidos a esta montaña rusa de adjetivos.

John Sculley, quien fuera ejecutivo PepsiCo antes de pasarse a las filas de Apple, aún recuerda el reto que Steve Jobs le lanzó para seducirlo: “¿Quieres pasar el resto de tu vida vendiendo agua azucarada, o quieres tener la oportunidad de cambiar el mundo?”. Pero Sculley terminaría por orquestar el despido de Jobs, basándose en un argumento que el tiempo echó al suelo: “Jobs quería que Apple se convirtiera en una empresa de productos para el consumidor. Era un plan lunático. La alta tecnología no puede diseñarse  ni venderse como un producto de consumo.” Craso error.

Tras su regreso a Apple, Jobs recurrió a varias estrategias para restablecer la salud de la empresa. Subió los precios de las opciones de compra de todos los empleados de Apple y otorgó opciones de compra de acciones justo antes del anuncio de un importante acuerdo con Microsoft (práctica conocida como ‘springloading’). Ambas tácticas son polémicas -en cuanto suponen un abuso de información privilegiada- pero no son ilegales. Lo que sí es ilegal es utilizar opciones con fecha retroactiva (‘backdating’), es decir, elegir una fecha pasada en la que las acciones valían menos para establecer el precio de las opciones. Y tanto Pixar como Apple han descubierto irregularidades de este tipo bajo el mando de Jobs, quien aparentemente utilizó fechas retroactivas para otorgar opciones de compra a sus principales directivos. La Comisión de Valores de EU (SEC, por sus siglas en inglés) aún investiga este escándalo corporativo.

A pesar de todo, Apple se muestra agradecida con su redentor; Jobs percibe un salario de un millón de dólares al año, tiene su propio jet privado (88 mdd) y se le otorgaron 40 millones de opciones (casi el 6% de la compañía, con un valor de 21.80 dólares por acción). Estas últimas también bajo escrutinio, pues se cree que el otorgamiento incurrió en irregularidades.

En un reporte emitido por la consultora Institutional Shareholder Services y dirigido a los accionistas de Apple, la organización criticó a la junta directiva de la empresa por su falta de franqueza, afirmando que “Steve Jobs ha sido una pieza fundamental en crear valor para el accionista; sin embargo, tener una devoción tipo culto a cualquier CEO puede ser un enorme riesgo para los accionistas”.

Es esta devoción que termina identificando a Steve Jobs con Apple la que resulta problemática a la hora de enfrentar una situación crítica, ¿es obligación de una empresa que cotiza en Bolsa informar a sus accionistas de la enfermedad de su CEO? El cáncer fue tratado como un asunto privado, y Jobs tenía derecho a no revelar el padecimiento siempre y cuando continuara desempeñando sus responsabilidades. Así que Apple y Pixar no informaron sobre la situación, aunque muchos opinan que debería haberlo hecho. Finalmente, Jobs se sometió a una cirugía exitosa.

Hay, por último, otro rasgo que distingue a Jobs del resto de los CEOs: no ha mostrado una inclinación por la filantropía. A diferencia de Bill Gates, Apple es una de las empresas más renuentes a donar dinero para proyectos humanitarios.

La magia de Jobs también tiene límites. Sobre todo si se considera la actual recesión que vive la economía estadounidense, la entrada de nuevos competidores en el negocio de los teléfonos celulares, la saturación del mercado del iPod y la constancia de los rivales de iTunes. Sin mencionar la posibilidad de un escándalo corporativo derivado de las investigaciones de la SEC y el Departamento de Justicia.

Y, como siempre, la fortuna de Apple descansa no sólo en factores externos, sino sobre los hombros de su CEO, que ha llevado a su empresa a alturas insospechadas y también la ha expuesto a riesgos importantes. Steve Jobs trae milagros, pero también problemas.

Fuente: http://www.cnnexpansion.com

¿Eres impopular? Es culpa de tus genes‏

impopular Ahora si que entiendo todo: Hay personas que simplemente no nos caen bien, ¡pero a nadie! Y a veces uno se pregunta por qué y pues bueno, los culpables son los genes porque determinan, en parte, la posición del ser humano en la red social, así como su popularidad y la probabilidad de establecer conexiones con otras personas, según una investigación de las universidades de Harvard y de California (EU). Los responsables del estudio, que publican hoy sus resultados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, aseguran que existe una relación entre la herencia genética y la formación y estructura de los grupos sociales.

“Nuestra posición particular en unas redes sociales amplias tiene una base genética. De hecho, el bello y complicado patrón de la conexión humana depende en gran medida de nuestros genes”, explica el investigador Nicholas Christakis.

Más allá de la influencia del ADN en la personalidad, este equipo científico sostiene que la estructura y la formación del grupo social de un individuo dependen, en cierta forma, de su herencia genética.

La popularidad de una persona (o el número de veces que se refieren a ella como amiga), y la tendencia a estar en el centro de un grupo son características que pueden ir en los genes.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron las redes sociales de 550 parejas de hermanos gemelos (genéticamente idénticos) y mellizos.

Las estructuras sociales de las que formaban parte los gemelos eran mucho más parecidas que aquellas a las que pertenecían los mellizos.

Los científicos afirman que existe una explicación evolutiva para esa influencia genética: si un germen peligroso se propagaba por una comunidad, los individuos que no fueran el alma de la fiesta tendrían menos probabilidad de contagiarse porque establecían menos contactos con otras personas y, por tanto, su exposición al patógeno era menor.

Por contra, los individuos del centro de la red social podían obtener otro tipo de beneficios como conseguir información privilegiada sobre la fuente de alimentos que le daba sustento. “Puede ser que la selección natural esté actuando no sólo en cuestiones relativas a si resistimos o no un resfriado, sino también en aquellas que se refieren a con quién vamos a establecer contacto”, apunta el investigador James Fowler, quien considera que los genes y los grupos sociales están relacionados con la salud.

Fuente: http://www.eluniversalgrafico.com.mx

¿Miedo al éxito? ¿Miedo a tener dinero? Entonces ¿Qué te lo impide? A lo mejor estas cometiendo un error sin saberlo

exito1 La falta de dinero hace que nuestra vida en sociedad se vuelva prácticamente imposible. No hay otra carencia que sea tan socialmente difícil de llevar ni que sea tan complicada de desmitificar. Quien no tiene dinero se llena de ideas respecto a las personas que lo tienen y también sobre cómo deberían comportarse en el caso de alguna vez conseguirlo.

Estos mitos aparecen en nuestra mente desde que somos pequeños y determinan en muchos casos como será nuestra relación con el dinero cuando seamos grandes.

El problema que se plantea es que muchas veces se nos hace imposible o, al menos, algo muy difícil salir de las paredes que construyen estos mitos cuando ya somos grandes. Y esto ocasiona que en numerosas ocasiones el ser incapaz de cambiar nuestra relación y mejorar la forma en que conseguimos y gastamos nuestro dinero.

Estos mitos se relacionan con el hecho de tener dinero, de carecer de él, de como actúan los ricos y que deben hacer los pobres. Y, por supuesto, se los llama mitos porque, más allá de que puedan tener alguna base cierta, no son verdad, sino simplemente formas de pensar, muchas veces generadas por nuestros padres o abuelos, los cuales, obviamente, vivían en una época muy distinta a la nuestra. O sea que, alguna vez, estos mitos pueden haber sido verdad, pero en nuestros días ya no lo son. Hay que dejarlos de lado y manejarnos de otra forma que sea más beneficiosa para nosotros.

Mejorando económicamente

Muchos de estos mitos nos producen el efecto de anclarnos en la posición en que estamos, ya que hasta esta nos han llevado y todo lo que pensamos y conocemos determinan donde estamos. Suelen ser mitos conservadores y que generan que tengamos costumbres que alguna vez fueron útiles, pero que en los días que corren han quedado totalmente obsoletas y deberían ser dejadas de lado inmediatamente.

Para mejorar financieramente no hay otra posibilidad que vivir de la forma más «costosa» posible.

Los Mitos

Mito 1: Trabajar duro es el camino al dinero

Este es el primer mito que vamos a ver. La mayor parte de la gente supone que tener un trabajo en una compañía importante, luego de matarnos trabajando durante años y años es el camino correcto a tener muchísimo dinero en nuestra cuenta bancaria.

Pero hoy en día, la libertad financiera no está asegurada de esta forma, ya que, lamentablemente, podemos quedarnos sin trabajo en cualquier momento. Las empresas echan a sus empleados todo el tiempo.

Es algo que pasa y, si bien no hay que ponerse paranoicos con respecto a esta posibilidad, tampoco podemos estar cien por ciento de que nunca estaremos en problemas en este aspecto. No hay nada que esté garantizado para durar eternamente, así que deberíamos tener esto en cuenta y saber que por muy duro que trabajemos, hay grandes posibilidades de que los únicos que se vuelvan más y más ricos son los dueños de la empresa.

Muchas personas no duran en sus trabajos más que unos pocos meses (o aún menos). Si lo piensan de esta forma, se darán cuenta de que, en realidad, lo único que hace el tener un trabajo estable con un sueldo estable es permitirnos vivir con menos preocupaciones, sabiendo cómo haremos para pagar los impuestos y con qué compraremos la comida el mes siguiente.

Saber utilizar el dinero que nos sobra de nuestro sueldo es el camino que nos puede llevar a tener mucho más dinero extra.

Recuerde siempre: la única persona que se preocupa por nuestro bienestar económico es, querámoslo o no, uno mismo.

Mito 2: El ahorro es la base de la fortuna

Es muy probable que desde muy chicos se nos haya enseñado que ahorrar es algo que debemos hacer. En los tiempos de nuestros padres, el ahorro era el camino a la tranquilidad tanto económica como de espíritu, de cierta forma.

No queremos decir que saber ahorrar no sea algo bueno. Todo lo contrario. Saber ahorrar es una forma de aprender a controlarnos, a tener fuerza de voluntad suficiente como para no caer en todas las tentaciones que se nos presentan. Esto es muy bueno, en mucho órdenes de la vida. Pero no es suficiente para volverse ricos. El ahorro solo no es una forma de tener mucho dinero alguna vez en la vida.

Bueno, en realidad, si podríamos volvernos ricos gracias a nuestros ahorros… si no tenemos problemas en esperar durante muchos, muchos años. Ese es el gran problema con los ahorros. No generan nuevos ingresos, sino que se limitan a almacenar lo que ya tenemos.

La forma de lograr que nuestros ingresos no se estanquen, sino que crezcan, es invirtiendo nuestro dinero.

Mito 3: Las deudas son el enemigo

Este es el otro mito más común con el que nos solemos encontrar. Se trata de quien nos dice que tener deudas es algo que hay que evitar a cualquier costo. Las deudas son un demonio que hay que evitar a cualquier costo. O, al menos, eso es lo que nos han enseñado desde pequeños.

Pedir dinero prestado no es algo malo que debemos evitar a cualquier costo. Esta mirada es definitivamente el tipo de instrucción que recibimos de nuestros padres y que se interpone en nuestro camino hacia el éxito.

Tampoco queremos decir que tener cientos de deudas es algo a lo que debemos aspirar. Pero el saber gastar (invertir, mejor dicho) el dinero de los préstamos que conseguimos es una forma de poder generar dinero. La diferencia entre un desastre financiero y un triunfo radica en nuestra inteligencia para hacer las cosas bien. Por esto es que el tener unas pocas deudas no es algo a lo que debamos tener miedo. Por supuesto, nos referimos a deudas contraídas por préstamos, no a deudas de juego o por el estilo. Estas son definitivamente malas.

En definitiva, una deuda contraída para comprarnos un auto es una mala deuda. Una contraída para fundar una pequeña empresa es buena. Todas aquellas que a la larga puedan generarnos un beneficio son deudas a las que no tendríamos que tenerle miedo.

Mito 4: Se necesita dinero para generar dinero

Sí, es cierto, se necesita dinero para generar dinero. Hasta ahí estamos de acuerdo. Lo que no es cierto es que este dinero tenga que ser el nuestro.

Nadie dispone de recursos ilimitados a la hora de empezar a generar dinero, no al menos en un principio. Si somos Bill Gates, probablemente si tengamos recursos ilimitados. Pero si somos una persona con un ingreso común, no los tendremos. Entonces tenemos que poner en juego las posibilidades que tengamos de conseguir nuevos recursos para poner en funcionamiento nuestro negocio. Necesitaremos dinero, gente, maquinarias. Para todo esto, podemos conseguir el apoyo de alguien con más experiencia que nosotros. Alguien tiene todo lo que necesitamos. Y esta en nosotros poder usarlo en nuestro (y el suyo también) beneficio.

Mito 5: Invertir es riesgoso

Bueno, sí, invertir, cuando no sabemos muy bien lo que estamos haciendo y cuando no tenemos la experiencia necesaria puede ser algo riesgoso. También lo es cruzar la calle, manejar un auto o viajar en avión. Y no por eso dejamos de hacerlo.

Como en muchas otras actividades, el riesgo propiamente dicho no está en la inversión, sino en no saber lo que estamos haciendo. Si sabemos controlar las inversiones y lo que estamos haciendo, entonces el riesgo es mínimo.

Hacer un poco de investigación es la única forma de reducir los riesgos. Apostar simplemente a lo que nos dicen que es bueno o que nos va a dar ganancias es la mejor forma de aumentar el riesgo de lo que estamos haciendo. Volar a ciegas es una invitación al desastre.

Aquellos que dicen que invertir es riesgoso son aquellos que han perdido cuando invirtieron. Y son también los que nunca volvieron a invertir luego de perder. Y esto les genera un error de impresión. Por eso este rumor está tan repartido.

Las únicas formas de no correr riesgos es no hacer absolutamente nada o, por el contrario, aprender mucho sobre lo que vamos a intentar. Adivinen cual es la mejor opción.

Mito 6: La fortuna se ve en lo que poseemos

Este es probablemente el más paradójico de los mitos. Por un lado, el tener posesiones costosas no siempre demuestra un alto nivel adquisitivo. Y, por otro lado, muchas veces el tener mucho dinero permite poder tener una apariencia un tanto pobre. Sólo mucho dinero permite estar más allá de lo que éste permite.

La riqueza no es exactamente una necesidad de posesiones materiales, sino un estado de la mente. Es la habilidad de volver a ser rico si alguna vez perdemos todo, es la intención, irrevocable y por ello autocumplida, de tener muchísimo dinero.

Finalmente, si hemos visto la lista anterior, seguramente nos habremos dado cuenta de que tenemos alguno de los mitos anteriores firmemente encastrados en nuestras mentes. Y poder superarlos, ahora que los conocemos, es el camino hacia el éxito.

http://www.enplenitud.com

Randy Pausch, hizo una lección de vida y muerte antes de morir y muerto sigue estando vivo

randy2El 18 de septiembre de 2007, el profesor y científico Randy Pausch tenía previsto dirigirse a 400 estudiantes y colegas de la Universidad Carnegie Mellon para cumplir con una tradición académica denominada ‘Última lección’ (Last Lecture). Lo que nadie se esperaba es que abriese su intervención con un anuncio: tenía cáncer de páncreas y los médicos le daban entre tres y seis meses de vida. «Es lo que es y no podemos cambiarlo», aseguró, antes de afrontar la charla con un humor y sentido común que le convirtieron en una celebridad.

‘Cómo cumplir verdaderamente los sueños de tu infancia’ se tituló aquella última lección sobre la perseverancia, una lección de vida y muerte que, gracias a Internet, se convirtió en un éxito mundial y, después, en un libro escrito junto a Jeff Zaslow, reportero del ‘Wall Street Journal’, titulado ‘The Last Lecture’. Hoy es un ‘best-seller’ que ha llegado a 32 idiomas y ha vendido más de cinco millones de ejemplares.

Incluso Oprah Winfrey llevó a este profesor, pionero de la realidad virtual y fan de Star Trek a su ‘show’, donde Pausch dio una versión corta de su intervención en la Carnegie Mellon a millones de personas. Un discurso de aproximadamente una hora y cuarto de duración que en YouTube ha sido visto más de tres millones de veces.

«Estoy intentando meterme en una botella que un día aparecerá en la playa para mis hijos», aseguró en aquella lección para intentar explicar sus motivos. No en vano, Pausch, considerado como una de las 100 personas más influyentes por ‘Time’, insistía en que tanto su charla como su libro estaban preparados para sus hijos, una audiencia de cinco, dos y un año.

Para intentar frenar el cáncer, este profesor se sometió a agresivas cirugías y quimioterapia experimental. Pero la enfermedad siguió su curso y casi 10 meses después de anunciarlo, Pausch falleció en su casa de Chesapeake, Virginia, a los 47 años. Sus últimos meses de vida fueron una verdadera crónica de una muerte anunciada y amplificada por su éxito global en la Red.

Seis sueños hechos realidad

«La experiencia es lo que logras cuando no consigues lo que quieres», escribe en ‘The Last Lecture’ este científico que no será recordado por sus descubrimientos. «Tocó a muchas personas porque fue auténtico», aseguró a Los Angeles Times Jeff Zaslow, coautor del libro. «Estoy en mejor forma que muchos de vosotros», clama Pausch tras anunciar el cáncer en su ‘última lección’ antes de ponerse a hacer flexiones.

No quiso hablar de cáncer, sino de sus seis sueños infantiles: estar en gravedad cero, jugar en la NFL, firmar un artículo en la enciclopedia ‘World Book’, ser el Capitán Kirk, ganar un peluche y ser un creativo de Disney. Consiguió cumplirlos todos, íntegros o en versiones reducidas.

No llegó a Capitán Kirk, pero gracias a su popularidad, el director J. J. Abrams le invitó a interpretar un papel con una línea de texto en la última película de Star Trek, que se estrenará en 2009. También tuvo sus 25 segundos de ingravidez gracias a la NASA. Y la enciclopedia ‘World Book’ le invitó a escribir su entrada sobre ‘realidad virtual’, materia en la que es experto.

Tampoco logró su sueño de convertirse en creativo de Disney, pero si les ayudó con algunas atracciones de realidad virtual para Disney World. Y su sueño de jugar en la NFL se vio cumplido a medias cuando, un mes después de su lección, fue invitado a recibir pases en un entrenamiento de los Pittsburgh Steelers.

En la Universidad Carnegie Mellon destacan su «enorme impacto». Jared L. Cohon, presidente del centro, aseguró en un comunicado que su «amor por la enseñanza, su sentido del humor y su brillantez» se unieron para crear Alice, un programa para niños que en un entorno de dibujos amigables les enseña los primeros pasos de la programación.

También aprovechó su fama para llamar la atención sobre la necesidad de investigar el cáncer, sin perder nunca su sentido del humor, heredado de su madre: «Tras doctorarme, mi madre me presentaba así: «Éste es mi hijo. Es doctor, pero no de los que ayudan a la gente«, decía sobre ella, que todavía vive y que, por suerte, se equivocó por completo en su predicción.

Les dejamos un excelente testimonio en video, claro, en español, de este hombre ejemplar. Bien nos haría el tomar en cuenta su esfuerzo, su sufrimiento, su pasión por la vida, sería una forma de hacerle un sencillo homenaje.

Fuente: http://www.elmundo.es

6 características de un líder

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Ya sea que seamos subordinados o que tengamos subordinados y coordinemos varias personas para trabajr en equipo estos tips no están de sobra y serán de gran ayuda si los aplicamos en nuestro trabajo, que si vamos más allá y los aplicas en tu vida familiar también serán un éxito sin lugar a dudas.

En mi experiencia laboral me he topado con personas que por azares del destino son jefes de varias personas, y que son unas verdaderas papas enterradas, faltos de todo lo que debe de caracterizar a un líder y en esos momentos solo me resta observar y hacer lo mejor que puedo mi trabajo.

Para ser un buen líder ser requiere:

Prepara un buen equipo

Un buen líder se rodea de gente valiosa, esa es la primera clave del éxito.

“De nada sirve tener un excelente plan de negocios si no se posee el capital humano adecuado. Una vez que lo tienes, nadie puede frenarte”, dice la directora General de TMI México, Victoria Holtz.

Una buena estrategia es tener siempre un sustituto o una persona capacitada, ya que cuando existe una sola persona que hace tareas exclusivas dentro de la organización nadie es capaz de reemplazarlo, “uno queda secuestrado a merced de ese individuo”, dice el director general de Bumeran.com México, Mateo Cuadras.

Recuerda: Da lo mismo el tamaño de la empresa, nadie puede ser indispensable. Por eso muy importante recordarles a los empleados que son valiosos, felicitarlos cuando hacen las cosas bien. Ellos deben saberlo en el alma y en el bolsillo.

Siempre motiva

Los líderes deben motivar continuamente a su equipo de trabajo. Existen numerosas maneras de hacerlo, pero fundamentalmente emocionando a los demás con sus ideas y creando un espíritu de éxito.

Es muy importante celebrar continuamente, incluso convertir las pequeñas victorias en grandes y dar recompensas.

Recuerda: Conoce a cada miembro de tu equipo, sus metas y aspiraciones específicas.

Habla con ellos sobre su vida fuera del trabajo, especialmente situaciones que puedan afectar su desempeño laboral. Cuanto más los conozcas, más fácil será identificar qué los motiva.

Es carismático

Un líder siempre desarrolla la empatía con sus subordinados, pues es sociable, buen comunicador y carismático.

“Un buen jefe se compenetra emocionalmente con los demás, adaptándose a sus interlocutores en el modo y forma en que prefieren ser tratados. Pero sobre todo, valora y respeta las opiniones y sentimientos ajenos”, dice Holtz.

Recuerda: Más allá de ser un tirano e inspirar miedo, lo mejor para obtener respuestas propositivas es inspirar confianza y predicar con el ejemplo. De esta manera no será necesario que te la pases pidiendo resultados, pues ‘jalarás’ el trabajo.

Sabe delegar responsabilidades

Siempre hay que estimular el crecimiento de sus colaboradores, y cuando les ve preparados, delega funciones en ellos sin temor ni falta de confianza en las decisiones que tomen. Les ayuda en temas menores, pero hasta cierto punto, de manera que no pierdan la capacidad de volar solos.

El 7% de los trabajadores opina que un buen jefe debe saber delegar tareas, según una encuesta de interacción en el trabajo de Bumeran.com México.

Recuerda: Es bueno fijar metas realistas por plazos, pues existe una gran diferencia entre éstas y objetivos visionarios. Asegúrate de que tu equipo se fije metas que puedan alcanzarse. Recuerda que sobredimensionar metas sólo frustra a los empleados.

Es tolerante con los errores ajenos

Un líder guía y ayuda a superar las barreras, pues ha aprendido que lo importante es mejorar el desempeño, y que esta mejora se sustenta muchas veces en cometer errores y aprender de ellos.

De hecho, da ejemplo de sus propios errores. Sabe que una crítica destructiva sólo hará que la persona tenga miedo de equivocarse, se paralice y pierda su confianza.

Recuerda: Apuesta siempre por la retroalimentación, no por la crítica. Debes ayudar a tus subordinados a mejorar estimulándolos con mejores herramientas.

Es versátil

El líder cambia las reglas de juego cuando considera que ya no son útiles, pues si la situación no puede resolverse con el actual esquema de reglas, sean éstas mentales o de tradición empresarial, por ejemplo; “No teme romperlas y cambiarlas para lograr hacer frente al nuevo escenario”, dice el vicepresidente para América Latina de Grass Roots América, Alberto Álvarez Morphy.

Recuerda: A veces es necesario construir nuevos caminos, sobre todo cuando los existentes nos alejan demasiado de nuestro destino.

Fuente: http://www.cnnexpansion.com

Estos consejos fueron elaborados por Tania M. Moreno con información de TMI México, Bumeran.com México y Grass Roots.

El legado del liderazgo de una mente: Las 4 reglas doradas de Bill Gates

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Es verdad que el multimillonario Bill Gates dejará de llevar la batuta en Microsoft a partir del próximo 1 de julio, pero sus enseñanzas seguirán guiando los pasos de la empresa que fundó. Sus convicciones van desde la “utopía” hasta la “inversión a largo plazo”.

1.- Piensa en el software como una herramienta utópica.
“Hace 33 años, la compañía se fundó bajo la premisa de que el software cobraría importancia. En la próxima década, el valor que creará el software y las plataformas de aplicaciones más populares será mayor que nunca” explica Bill Gates.

Este genio-empresario tiene una visión utópica del software, pues cree que éste puede hacer cualquier cosa. Eso significa que la revolución apenas comienza. Según afirma Craig Mundie, uno de los ejecutivos con mayor antigüedad en Microsoft “Hoy Microsoft se piensa a sí misma sólo como una empresa de software –no como una compañía de un software específico, ni como una compañía de software para PC, ni tampoco como una empresa de procesadores de textos. Y llegar a este punto nos ha costado algunos años”.

2.- Deja que los ingenieros gobiernen. Microsoft emplea a 90,000 trabajadores y 30,000 de ellos son programadores. En todos los grupos operativos, los ingenieros tienen voz en todas las decisiones importantes. Además, a estos especialistas se les paga más que a cualquier experto en negocios.

Los ingenieros también cuentan con muchos juguetes: El laboratorio informático para Investigación y Desarrollo de Microsoft –con un valor de 8,000 millones de dólares- es el más grande del mundo. Gates dijo a los ejecutivos de su empresa que él creía que todo gran experto en negocios trabajando para Microsoft debería cultivar una relación estrecha con al menos 5 ingenieros.

3.- Institucionaliza la paranoia. “Es muy del estilo Microsoft prepararse para lo peor” explica Gates. Sus sucesores están de acuerdo y quieren mantener esa actitud. La preocupación colectiva hace algunos años era que Linux y el software de código abierto pudieran terminar con el reinado de Microsoft. Así que actualmente la empresa tiene muchos productos que dan por sentado que los consumidores usarán productos de código abierto además de las aplicaciones de Microsoft.

Mientras tanto, el sistema operativo Windows Server está ganándole cuota de mercado a Linux. El miedo es lo que ha ayudado a que la empresa realice la transición necesaria. “Bill y Steve han creado lo que yo llamaría una cultura de crisis” afirma Ray Ozzie, arquitecto en jefe de software. “Siempre habrá alguien que destruya la compañía. Es un mito, pero motiva  a que la empresa trabaje en dos o tres proyectos muy competitivos. Es una presión a la que estamos acostumbrados, y fructífera en cuanto que nos obliga a hacer cosas que resistan el paso del tiempo” agrega Ozzie.

4.- Invierte a largo plazo. En estos momentos, uno de los productos más exitosos de Microsoft es SharePoint, un conjunto de herramientas que permiten que las empresas construyan sitios web tanto internos como externos (desde procesos empresariales compartidos y blogs hasta la administración de la página principal de la empresa).  Este producto ha evolucionado a lo largo de una década y este año generará ingresos de cerca de 1,000 millones de dólares.

“Sea cual sea el ciclo, seguiremos invirtiendo. Pues sabemos que al otro lado del ciclo hay siempre una oportunidad esperándonos. Esa es la forma como la empresa se percibe a sí misma” declara Robbie Bach, presidente de la división de Entertainment de Microsoft.

Fuente: http://www.cnnexpansion.com.mx

Pasaje al mundo de la posibilidad

partituras.jpg Maestro de la motivación Director de la muy prestigiosa Orquesta Filarmónica de Boston desde hace más de un cuarto de siglo, Benjamin Zander es, además, ampliamente reconocido por sus seminarios y clases magistrales sobre liderazgo, creatividad y construcción de equipos. Este hombre que se define a sí mismo como un “proveedor de posibilidad”, demostró que puede dirigirse tanto a un auditorio de líderes mundiales como a humildes escolares o altos ejecutivos de negocios.

Sus principales ideas están presentes en The Art of Possibility: Transforming Professional and Personal Life (Harvard Business School Press, 2000), un libro del que es coautora su esposa Rosamund Stone. En 1999, Zander recibió el Crystal Award del Foro Económico Mundial, por su destacada contribución a la comprensión entre las culturas.

Benjamin Zander es, antes que nada, un músico. Dirige, desde 1979, la Filarmónica de Boston, y suele estar al frente de otras orquestas como director invitado. Enseñó en el New England Conservatory, de Boston, durante más de 30 años, y conduce programas para jóvenes intérpretes en todo el mundo.

Nació en el Reino Unido en 1939 y empezó a componer música a los nueve años. Su principal instrumento fue el violoncelo, que a los 12 años lo convirtió en el integrante más joven de la Orquesta Nacional Juvenil de Gran Bretaña. Su formación musical tuvo lugar en España, Italia y Alemania, y su formación académica en Londres y en Harvard. En los últimos quince años se convirtió en uno de los disertantes más solicitados por las grandes organizaciones. Después de escucharlo en Chicago, me sentí tan inspirado que lo traje a la London Business School, donde ahora enseña en programas ejecutivos y de grado.

Lo entrevisté en una helada noche neoyorquina, mientras cenábamos y disfrutábamos de un buen vino. Mantuvimos una conversación memorable, que renovó mi convicción de que la posibilidad es inagotable.

———

Lo conocí a usted hace unos 10 años, en una conferencia sobre aprendizaje que dictó en Motorola, en Chicago. Realmente me conmovió. ¡Me fui de la sala cantando! ¿Siente que tiene un talento singular para inspirar, o es algo que está dentro de cualquiera de nosotros?

La capacidad de inspirar y persuadir a los demás está en todos nosotros. Creo que la tenemos en muy alto grado cuando nacemos y después la vamos perdiendo en mayor o menor medida, de acuerdo al ambiente en el que nos desarrollemos. Usted me relató su frustración cuando su maestro de canto le dijo que nunca lograría cantar. Lo que yo hago en mis presentaciones, en nuestro libro y en todas partes es devolverle esa capacidad a la gente, para que estudie, cante y cree posibilidades. El liderazgo es algo que cualquiera puede ejercer, dondequiera que esté y desde cualquier puesto de trabajo.

El tema central de la Cumbre 2006 de la London Business School ha sido “Alcanzar resultados extraordinarios”. Eso es algo muy apropiado para usted, ¿verdad?

Sí, pero hay dos maneras de entender el lema. Se lo puede entender como una espiral descendente de competencias, triunfos y éxitos, lo cual por supuesto significa también pérdidas y fracasos, o bien como algo que alude al mundo de la posibilidad y tiene que ver con una contribución extraordinaria y un mundo muy diferente. Es este mundo de la contribución extraordinaria el que quiero que la gente mire. No necesitan estímulo extra para ser más competitivos y ganar más. Lo que propongo es otra perspectiva. Para mí, un logro extraordinario es marcar una diferencia en la vida de las personas y contribuir a su bienestar.

¿Cómo se infunde la confianza requerida para hacer una contribución extraordinaria? ¿Puede
darme algún ejemplo?

Hay un pequeño problema con su pregunta. Sugerir que necesitamos confianza para hacer una contribución extraordinaria, equivale a decir que una madre necesita coraje para entrar al edificio en llamas en el que se encuentra su hijo. La madre no necesita coraje para salvar a su hijo, necesita amor. Hace unos 3.000 años, Lao Tzu dijo con gran sabiduría que el amor profundo nos hace ser valientes. Lo que necesitamos no es valentía o confianza, sino un amor profundo. El coraje y la confianza aparecerán como subproducto de nuestra pasión y nuestro amor. Esta es una declaración de posibilidad.

En The Art of Possibility, usted y Ros describen 12 prácticas que nos introducen en el mundo de las posibilidades. ¿Cuáles de ellas son especialmente importantes?

Ros y yo coincidimos en que la piedra angular es “Calificar con una A”. Es la práctica que causó mayor impacto en la vida de la gente. Significa que, en vez de asignarle a un tercio de la clase una A, a otro tercio una B y al resto una C, se califica a todos con una A. Como decimos en nuestro libro, calificar con una A es un abordaje vivificante y transformador. Es un cambio de actitud que nos permite expresar con libertad nuestros pensamientos y sentimientos, mientras apoyamos a otros para que sean lo que sueñan. El ejercicio de calificar con una A transporta nuestras relaciones del mundo de la medición al universo de la posibilidad. Asignar a todos una A es uno de esos enormes cambios de paradigma que modifican el contacto entre las personas.

Recuerdo que me encontré con un grupo de líderes árabes en Davos, y empecé mi conversación diciendo “lo siento”. Eso es calificar a todos con una A. Permitió una conversación que normalmente no tiene lugar en la vida cotidiana de árabes e israelíes, porque nadie está dispuesto a dar el paso que otorga a la otra persona la calificación más alta. Como resultado, siempre operamos en el reino de la negociación, la presión y el poder, para lo cual necesitamos contar con un Clinton o con alguna otra fuerza exterior, como si fuéramos niños de ocho años peleando por un camión de juguete.

El mundo de la posibilidad, en cambio, incluye gran cantidad de solicitudes y disculpas, y si uno se disculpa con alguien, como hice yo, está abriendo las compuertas de la generosidad y la cooperación, y no necesita a ningún tercero para negociar, porque no hay nada que negociar. Es un cambio de paradigma monumental y, como señala Warren Bennis al comienzo de nuestro libro, sus consecuencias para la vida política y corporativa son extraordinarias.

Pensemos en los Estados Unidos y su actitud hacia otros países. Nuestra forma de actuar y de comunicarnos es jerárquica. Somos más poderosos, más ricos y más fuertes. Tenemos motivos para mostrarnos condescendientes. Si calificamos a la gente con una A y le hablamos cara a cara, ya no tendremos esa jerarquía. Entonces empezará una conversación totalmente diferente.

Otra de las prácticas es pensar en términos de “nosotros”. ¿De qué se trata?

La idea fue de Ros y es una de sus invenciones más brillantes. Implica una comunión entre dos personas, que puede hallarse en cualquier comunidad u organización. Es una melodía que resuena a través de los habitantes de la tierra.

En el libro señalamos que, al hablar de “nosotros”, un individuo se convierte en el conducto de una nueva entidad inclusiva; usa sus ojos y oídos, siente su corazón, piensa sus pensamientos e indaga en aquello que
es mejor para “nosotros”. En realidad, estamos hablando de ser adultos. De eso se trata.

Estamos muy preocupados por la invención, la innovación y la creatividad.
¿Cómo se vinculan con la posibilidad?

Existen vínculos muy importantes. Le daré un ejemplo. Hace poco recibí un e-mail de un hombre de negocios de Lund, Suecia, a quien no conocía, en el que me decía que quería ser director de orquesta. Yo podría haberme limitado a mirar sus antecedentes y presionar la tecla “delete”. Pero no lo hice porque, en el mundo de la posibilidad, uno resiste la tentación de apretar esa tecla. Además, me di cuenta de que, por un capricho del destino, debía viajar muy pronto a Lund. Por lo tanto le escribí, me reuní con él, y durante un tiempo trabajamos juntos para que se cumpliera su sueño.

Esta semana les di una tarea a mis alumnos: “No apretar la tecla ‘delete’”. Si usted no lo hace, no sabrá adónde está yendo, pero se habrá involucrado en una indagación que podría hacerlo avanzar. Es allí donde moran la invención y la creatividad. Sólo cuando ingresamos en la posibilidad, nos encontramos con la verdadera creatividad e invención. Es por ello que en el mundo de los negocios esta distinción es tan poderosa. Porque en el fondo los ejecutivos saben que, si no actúan de ese modo, tampoco alentarán a hacerlo a quienes se encuentran bajo su responsabilidad.

Todos harán lo que saben, lo que estudiaron, lo que ya intentaron, y no saldrán de la caja. Es una cuestión que pasa por el liderazgo, porque es el líder el que moviliza a la gente. El maestro que le dijo a usted que no debía cantar, lo que hizo fue decirle: “Guy, quédese aquí”. Un maestro que vive en la posibilidad le hubiera dicho: “Usted será capaz de cantar, todos pueden hacerlo; trabajaré con usted para educar sus tonos, y después podrá cantar en el coro”.

Pero ¿usted sostiene que todos pueden hacer cualquier cosa?

No, para nada. Si el coro en el que usted quería cantar hubiera sido uno de elite con muy altos estándares, su maestro podría haberle dicho que no estaba preparado para eso y recomendado un buen profesor de canto. No creo que uno deba poner a nadie en un coro selecto así como así. No tiene ningún sentido. Tampoco creo que la posibilidad implique que cualquiera pueda hacer cualquier cosa. Yo nunca voy a escalar el Everest, estoy absolutamente seguro. Pero no se trata de eso. No se trata de ser capaces de hacer cualquier cosa, sino de crear un ambiente propicio para que florezca la posibilidad. No voy a participar en los Juegos Olímpicos de 2008, pero quizás pueda hacer algo que nunca me atreví a intentar, algo que
implique un logro extraordinario y una gran satisfacción y contribución para otros. La posibilidad proporciona un ambiente en el cual la gente puede sentirse atraída o impulsada a producir algo que no se ajusta a la norma o al camino esperado.

No hace mucho mi hermano Michael, de 70 años, decidió que quería escalar el Himalaya. Para prepararse, bajaba todos los días a la estación subterránea de Highgate, en Londres, y subía los 500 peldaños para volver a bajarlos, y así sucesivamente. No sé cuántas veces lo hizo, pero ¡ése fue su entrenamiento para ir a escalar! En definitiva no llegó a escalar el Everest; pero él, que nunca antes había estado en una montaña, caminó por los Himalayas. Eso es algo extraordinario. Me pareció maravilloso de su parte y lo adoré por hacerlo. La alternativa es decir “yo nunca podría hacer esto”. Pero sería una espiral descendente. Pensemos en el medio ambiente. La situación actual es devastadora. Será un problema de una gravedad tremenda para nuestros nietos, a los que no les estamos dejando un mundo en el que se pueda vivir. Se dice que al derretirse el hielo en la Antártida, el nivel del mar podría subir 6 metros. Sería el final de las costas este y oeste de los Estados Unidos, y de la mayor parte de Europa. Necesitamos innovaciones realmente importantes, y hay gente en distintas partes del mundo que ya está ideando las cosas más sorprendentes e innovadoras. Por ejemplo, en Brasil ya han creado toda una zona en la cual son completamente independientes con su combustible, porque lo fabrican ellos mismos a partir de la caña de azúcar. Tienen miles de kilómetros sembrados, destinados a combustible. Brillante. Los norteamericanos apenas empiezan a pensar en esto. Estamos bloqueados en la idea de que tenemos que hacerlo a la manera de Detroit, porque siempre lo hemos hecho de ese modo. Cualquiera sea el problema, no sirve empezar a buscar la solución en el terreno que lo generó. Quiero decir que hay que buscar en otra parte, como la caña de azúcar para los autos.

Permítame hacerle una pregunta específica que uno de mis colegas me pidió que le formulase. Siendo usted músico y director famoso, ¿qué lo llevó a convertirse en una especie de gurú del management?

No soy un gurú, y ¡menos aún un gurú del management! Soy un proveedor de posibilidad, y así lo haga disertando o a través de la música, en esencia es lo mismo.

Un músico también es un proveedor de posibilidad; es una manera menos directa de hacerlo, pero igualmente eficaz. Lo que me fascina es que no sólo puedo hacerlo, sino también enseñarlo y conseguir que las personas entiendan que ellas también son proveedoras de posibilidad. Por ejemplo, la gente que concurre a mis clases pensando que no tiene oído musical y llega a cantar Beethoven en alemán, empieza a preguntarse ¿qué otras cosas seré capaz de hacer? Y comienza a abrirse a cosas impensadas, y a vivir una vida más plena.

Lo que le pedimos a la gente es que se siente bien erguida, porque está llena de orgullo, llena de gloria, y es por eso que los padres fundadores están sentados así en todos los retratos. No se encorvaban sobre la mesa, porque estaban plenos de la gloria de una sociedad construida sobre la base de la libertad. No sirve de nada decirle a alguien que se siente erguido, si no se lo llena de esperanza, de posibilidad, para que su cuerpo se sienta elevado.

Una vez Ros y yo fuimos invitados por el Ejército de los Estados Unidos, porque les faltaba algo crucial: una visión. Les dije que su visión podía ser la posibilidad de un mundo viviendo en libertad. Es un motivo para el saludo militar, para tener los pantalones bien planchados y los zapatos lustrados. Hay una razón. Si usted está cenando en el comedor y la persona sentada a su lado está dispuesta a dar la vida por la posibilidad de un mundo que viva en libertad, se sentirá muy admirado e impresionado por esa persona.

Cuando estuve en Colombia, el presidente llevó a 50 generales para que escuchasen
mi conferencia, junto con sus ministros. Les conté que había hablado para algunos soldados en los Estados Unidos, y que se me había ocurrido esta idea de que la visión para un soldado estadounidense era la posibilidad de un mundo viviendo en libertad.

Les dije que en realidad era igual para Colombia, y para cualquier otra parte. Entonces se me acercaron dos generales viejos y curtidos, con el pecho cubierto de medallas. Tenían lágrimas en los ojos y me dijeron que esa visión les daba una nueva razón para vivir. Este asunto tiene que ser muy potente para hacer llorar a dos viejos y curtidos generales. Quiere decir que uno tiene algo entre manos. Por lo tanto, es lo mismo hacer esto que interpretar la Séptima Sinfonía de Beethoven, o dictar una clase en una orquesta juvenil.

¿Cómo opera la posibilidad?

La posibilidad es como el agua: uno no puede frenarla, se infiltra en todas partes. Cuando se la pone en marcha uno no puede detenerla, y la música es una de las formas más poderosas que puede adoptar. Pero hay muchas más. Ros y yo desarrollamos una manera tan clara de hablar sobre la posibilidad, que hasta un niño de doce años puede entenderla. De hecho, una niña de diez años vino a una de mis charlas. Su abuela me anunció que vendría, y yo le dije que me parecía demasiado joven. Entonces la abuela me contó que la niña estaba escribiendo un informe sobre mi libro, y de allí su interés por escucharme.

La pequeña llegó y se ubicó en primera fila, y permaneció allí sentada, sin moverse, durante dos horas y media. En un momento noté que tenía el rostro iluminado y los ojos brillantes. Había dos mil personas en la sala y se había montado una gran pantalla. Me acerqué a la niña, le pedí que se levantara y dije: “Miren esto, miren esto”, y cuando su imagen apareció en la pantalla, el rostro de la niña, que al fin y al cabo tenía sólo 10 años, se iluminó aún más. Por lo tanto, ¿es más importante interpretar la Tercera Sinfonía de Mahler en el Royal Festival Hall? No, no lo es. Sólo es otra de las formas de proveer posibilidad. Con todas ocurre igual: siempre se traducen en ojos brillantes.

Fuente: Entrevista con Ben Zander, un músico que posee el don de lograr que la gente se atreva a darse una oportunidad.
por Gay Haskins, director de Relaciones Externas de la London Business School.