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Razones para conocerla no faltan y únicamente su capital, Taipei, de la que aquí se ofrecen algunas sugerencias, presenta suficientes atractivos para llamar durante largo tiempo la atención de los foráneos. El destino más espectacular dentro de la urbe taiwanesa lo encontramos en su núcleo financiero y comercial. Se trata del rascacielos Taipei 101, de momento el edificio habitable más alto del mundo y omnipresente desde casi cualquier punto de la ciudad.

La visita al edificio, con un coste de 400 NT$ (12,75 US$, apróx./ 8.160 euros), permite observar de manera panorámica Taipei entre las plantas 88 y 91 del total de 101 que tiene la estructura. Otro de sus alicientes es su ascensor, el más rápido del mundo según información del propio observatorio, con una velocidad de 1.010 m/min.

Con un precio más reducido (160 NT$), al noroeste de la ciudad puede visitarse el Museo del Palacio Nacional el cual, con más de 650 mil piezas que abarcan desde el Neolítico hasta el S. XX, es posiblemente el primer museo mundial relacionado con la cultura china. Este lugar, además, puede verse cuantas veces se desee ya que, debido a la magnitud de su colección, buena parte de sus exhibiciones son temporales.

MERCADOS, MANANTIALES TERMALES Y TEMPLOS.

Una de las mayores atracciones de Taipei, tanto para extranjeros como para nativos, son sus mercados nocturnos. En ellos puede comprarse prácticamente de todo a precios competitivos y degustarse comida típica china, japonesa, coreana u occidental en un ambiente bullicioso en el que se entremezclan el gentío, los aromas de múltiples fogones y las llamativas luces de los distintos carteles de reclamo.

Aunque los mercados nocturnos pueden contarse por decenas en la capital taiwanesa, el mayor de ellos está situado al noroeste, en la zona de Shilin. Otros bazares que seguro suscitarán interés son el tradicional mercado de Longshan, al oeste, o el barrio de Ximen, auténtico santuario social de la juventud capitalina.

Como alternativas más relajadas al ritmo de los mercados destacan los manantiales termales, los más populares de los cuales se encuentran al norte de la ciudad, en el área de Beitou. Con piscinas públicas de diferentes temperaturas, este enclave resulta el contrapunto perfecto a la actividad acelerada de la ciudad.

Pero esta no es la única opción posible. Si lo que se desea es además la búsqueda de armonía espiritual la mejor idea son los templos: taoístas, confucionistas y budistas, se encuentran diseminados a lo largo de toda la ciudad. Santuarios religiosos interesantes son los de Longshan, Xingtian o Bao-An, pero si se dispone de algo más de tiempo lo más recomendable es desplazarse hasta Maokong, al sur de Taipei.

Maokong, una serena colina a la que se puede ascender a través de teleférico (50 NT$), se muestra como juntura de dos tradiciones taiwanesas: los santuarios y las casas de té. Practicar senderismo y conocer los templos de la zona como el de Zhinan, descubrir las cataratas del manantial de Yinhe o parar en alguna casa de té para saborear el típico té oolong es un placer que ningún visitante que llegue a la isla debería obviar.

El centro de la ciudad, para los interesados en la historia reciente de Taiwán, ofrece otros enclaves ineludibles como el Parque de la Paz, el Palacio Presidencial, de estilo colonial japonés, o los monumentos conmemorativos de Sun Yat-sen o Chiang Kai-shek. Este último está además flanqueado por los edificios del Teatro y la Ópera Nacional donde, ahora mismo, se programan conciertos de jazz y recitales de clarinete.

Una de las características que definen la capital de la isla Formosa es su seguridad, que permite pasear a los turistas a cualquier hora del día o de la noche sin percibir sensación de peligro alguno. Tampoco es difícil encontrar alojamiento; desde hostales para mochileros a hoteles de cinco estrellas, la gama es sobradamente amplia.

Otra facilidad es su servicio suburbano con los caracteres chinos de los carteles también romanizados. Moderno y rápido, este metropolitano conecta cualquier punto de la ciudad por un importe que ronda entre los 20 y los 50 NT$ por trayecto. Si lo que se prefiere es tomar un taxi, a pesar de que los conductores no suelen entender ningún idioma aparte del mandarín, los precios suelen ser también asequibles.

Taipei es una ciudad vital que despierta la curiosidad desde el primer momento que se vislumbra en lejanía. Y si pasado un tiempo de visita sobreviene una mayor curiosidad, cabe recordar que la capital únicamente es la puerta de entrada de la maravillosa y poco explorada isla de Formosa.

Fuente: http://www.el-universal.com.mx

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