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“La Carta a García” es un relato ampliamente conocido de cuando estalló la guerra entre España y los Estados Unidos. En ese entonces, se requería de un acuerdo inmediato entre el Presidente de los Estados Unidos y el General Calixto García, pero, ¿Cómo hacerlo? García en esos momentos estaba en alguna parte en el interior de Cuba. ¿Cómo hacerle llegar un mensaje?
Alguien le comentó al Presidente que un hombre llamado Rowan podía dar con García. Rowan tomó la carta, la guardó, desembarcó a los cuatro días en las costas de Cuba, desapareció en la selva para reaparecer a las tres semanas al otro extremo, cruzó territorio hostil, y entregó la Carta a García.
El punto sobre el cual quiero llamar la atención es el siguiente:
Se da a una persona una carta para que la lleve a García, esta persona toma la carta y con decisión e iniciativa emprende su misión y no la termina hasta entregar la Carta a García.
Lo que debe enseñarse en las universidades y en la vida es a actuar inmediatamente, a concentrar energías, a hacer las cosas, “a llevar la Carta a García”. ¿Cuántos empresarios y empleados están dispuestos a llevar la Carta a García?; gran desaliento siente todo empresario que necesita la colaboración de sus empleados y sólo encuentra falta de energía para llevar a cabo sus actividades, trabajo a medio hacer e indiferencia. Esta incapacidad para la acción independiente, esta falta de voluntad y actitud para moverse y superar obstáculos, es lo que retarda la mejora de las personas y la productividad en las organizaciones.
¿Es necesario siempre tener un capataz?, ¿Las amenazas de despido son lo único que motiva a los empleados?, ¿Cuántos empresarios buscan nuevas alternativas, nuevas formas de trabajar, nuevos mercados, o sea, van a entregar la Carta a García?
Muchos jefes pasan su tiempo en vano luchando por enseñar a ejecutar a otros un trabajo que ni siquiera les importa; trabajan con colaboradores que hacen todo menos colaborar y que sólo esperan que se les dé la espalda para dejar de hacer su trabajo. Recordemos a aquellos que luchan por sacar triunfante una empresa, sin que sus horas de trabajo estén limitadas por un turno de trabajo, y que siempre están luchando por mejorar la productividad aún a costa de individuos de gran indiferencia, imbéciles e ingratos.
Se tiene que admirar a quien logra el éxito; a quien lucha contra todos los obstáculos, dirige los esfuerzos de otros, y que cuando triunfa, obtiene por recompensa la satisfacción personal; mi simpatía para aquellos que trabajan lo mismo cuando el capataz está presente que cuando está ausente, con el hombre que se hace cargo de una Carta para García y la lleva tranquilamente sin hacer preguntas idiotas, y sin la intención de arrojarla en la primera alcantarilla que se encuentre al paso, sin otro objetivo que llevarla a su destino; a este hombre jamás se le despedirá de su trabajo. Las empresas están en espera de tales individuos, lo necesitan en las ciudades, en las oficinas y en las fábricas. El mundo está esperando siempre la llegada de hombres capaces de llevar la Carta a García.
Las organizaciones entregan sus mejores recompensas a la iniciativa, la cual se puede definir como: hacer lo que se debe de hacer, bien hecho; sin que nadie lo mande.
A quien hace una cosa bien hecha sin que nadie se lo ordene, quien propone cosas, le sigue aquel que hace bien las cosas cuando se le ordena una sola vez. Vienen luego aquellos que obran sólo cuando se les ha dado la orden varias veces. Se encuentran después los que hacen una cosa bien hecha, pero sólo cuando la necesidad los aguijonea, éstos emplean la mayor parte de su tiempo refiriendo historias de su mala suerte. En una escala inferior están aquellos que no hacen nada bien hecho, aún cuando se les enseñe a hacer; éstos pierden constantemente sus puestos. ¿A qué clase pertenece usted?
Los Directores de las organizaciones no deben de cometer el error de ascender a su personal por su antigüedad, deben promoverlo por su actitud e iniciativa; a continuación relato la anécdota de las naranjas que ejemplifica adecuadamente lo que menciono.
Juan trabajaba en una empresa desde hace 5 años, era dedicado, cumplidor de sus obligaciones y puntual. Cierto día buscó al Director para hacerle un reclamo:
Señor, trabajo en la empresa desde hace 5 años, estoy a gusto en mi puesto, pero siento que he sido relegado ya que Rogelio ingresó en un puesto similar al mío hace 6 meses y ya se le promovió a Supervisor.
El Director le contestó que revisaría su reclamo, y le pidió su ayuda para resolver un problema: “Quiero dar un almuerzo mañana al personal y quiero dar fruta, investigue si en la bodega de la esquina venden naranjas”.
Juan se esmeró en cumplir con el encargo y en 5 minutos estaba de vuelta. Le comentó al Director que sí tenían naranjas para la venta. “¿Y cuánto cuestan?” preguntó el Director, Juan sonrojado contestó “No pregunté por eso”, el Director le cuestionó entonces “¿Ok, pero viste si tienen suficientes naranjas para todo el personal?”; “Tampoco pregunté por eso señor” contesta Juan. El Director hace una última pregunta “¿Hay alguna fruta que pueda sustituir la naranja?” a lo que Juan contesta “No se señor, pero creo…”.
El Director le pide a Juan que se siente por un momento, toma el teléfono y manda llamar a Rogelio. Cuando éste se presenta le da las mismas instrucciones que proporcionó a Juan anteriormente. Cuando Rogelio regresa el Director le pregunta “Y bien ¿Qué noticias me tienes?”, Rogelio contesta “Señor, tienen naranjas, lo suficiente para atender a todo el personal y si prefiere también tienen plátano, papaya, melón y mango, la naranja está a 3 pesos el kilo, el plátano a 3 pesos el manojo, el mango a 4 pesos el kilo, la papaya y el melón a 7 pesos el kilo, si compra por mayoreo nos dan un descuento del 15%, he dejado apartada la naranja pero si usted escoge otra fruta debo regresar para confirmar el pedido”.
El Director le agradece a Rogelio y se dirige a Juan que aún seguía esperando “¿Qué decías sobre las promociones?”, a lo que Juan contesta “Nada señor, eso es todo, con su permiso”.
¿Quién de los dos será capaz de llevar la Carta a García?, ¿Quién aporta mayor valor a la organización?, ¿En quién confiarías?
Toma las mejores decisiones para tu organización y ojalá te encuentres en un futuro cercano rodeado por empleados capaces de llevar La Carta a García.
¿Eres un empresario o persona que se considera a sí mismo capaz de llevar la Carta a García?
Fuente: http://www.competitividadenred.com
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